miércoles, 19 de enero de 2011

Excoronel de EE.UU. se acredita como autor de plan para robo de médicos cubanos

  En la foto: El ladrón de cerebros Emilio González, autor del plan Cuban Medical Professional Parole (CMPP)

Por M. H. Lagarde

El excoronel del Ejército de Estados Unidos Emilio González admitió ayer, en una televisora de Miami, haber sido el autor intelectual del programa Cuban Medical Professional Parole (CMPP), un plan diseñado durante la administración Bush y cuyo objetivo principal consiste en estimular la deserción de médicos cubanos.
El último director del Departamento de Emigración y Naturalización de los EE.UU. durante la administración de George W. Bush, reiteró varias veces, en entrevista concedida al espacio A Mano Limpia del canal 41, que él era el autor del programa que había logrado incentivar las deserciones del personal médico cubano en servicio en unos 65 países.
Emilio González afirmó que, desde los inicios de dicho programa en el 2006 hasta la fecha, se habían logrado más de 1 500 deserciones y que tal plan continuaba vigente hoy en día.
Ante una pregunta del actual conductor del reaccionario espacio televisivo, Pedro Sercev, el excoronel Emilio González aseguró que no había tenido problemas con la burocracia para la implementación de esta política porque su jefe, el presidente George W. Bush, la autorizó personalmente porque, según dijo, le gustaba este plan. “Y cuando el presidente dice que algo se haga, se hace y sin contratiempos”.
Casualmente, y casi al mismo tiempo, la autoría de esta suerte de Ley de Ajuste Cubano, destinada a los miles de colaboradores de la Isla en el mundo, fue confirmada también por el diario Wall Street Journal, según el cual: “El CMPP fue idea del diplomático cubano Emilio González, director de los Servicios de Inmigración y Ciudadanía de EE.UU. de 2005 a 2008. González, excoronel del Ejército estadounidense, es un firme exiliado anticastrista, y ha llegado a calificar la política cubana de enviar doctores y otros profesionales de la salud al extranjero de "tráfico humano patrocinado por el estado".
El ladrón de cerebros González y por lo visto, su ex jefe -el "humanista" torturador confeso, Bush-, consideraban que: “Los doctores cubanos trabajan directamente para las autoridades de salud en otros países y no pueden decidir sobre sus destinos, salarios, horarios o condiciones laborales”.
Tanto las declaraciones de Emilio González en el programa A Mano Limpia, como el reporte publicado en el WSJ, corroboran la veracidad de un cable fechado en Caracas, y recientemente filtrado por Wilkileaks, donde se develaba el papel jugado por el gobierno norteamericano en su afán por desacreditar a Cuba y poner en crisis la Misión Barrio Adentro que lleva a cabo el gobierno bolivariano de Venezuela.
El documento, el cable 09Caracas442, reseña la aplicación desde la Embajada norteamericana en Caracas del programa Cuban Medical Professional Parole (CMPP) aprobado por George W. Bush el 11 de agosto de 2006 para despojar a Cuba de profesionales vinculados a proyectos de colaboración de la Isla con otros países, particularmente el personal de la salud.
Según esa norma del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU., médicos, terapistas físicos, técnicos de laboratorio, enfermeros/as, entrenadores deportivos y otros pueden recibir un tratamiento especial de las embajadas norteamericanas en cualquier parte del mundo, facilitándoles una vía rápida para entrar a Estados Unidos.
En el cable, el consejero político de la embajada de EE.UU. en Caracas, Francisco Fernández, evalúa la aplicación del programa en Venezuela, y reconoce que esa sede diplomática comenzó a aplicarlo en el 2006: “Entre 2006 y 2007 la embajada (de EE.UU.) en Caracas facilitó el viaje a Miami a los que aplicaban para el programa, mediante la emisión de cartas de transporte, que autorizaban a cubanos a abordar aviones especiales de Estados Unidos”.
El cable fechado en Caracas guarda relación con otro procedente de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, el cual descubre la intención del gobierno estadounidense de desprestigiar, a cualquier precio, el sistema de salud cubano.
El mejor ejemplo de los métodos utilizados en este sentido es el propio cable. En el documento se afirma que el gobierno cubano había prohibido el documental Sicko del cineasta norteamericano Michael Moore, falacia desmentida por el propio realizador.
Está claro que los planes de robo de cerebros aprobados durante la administración Bush continúan vigentes durante la era del Nobel de la Paz Obama y que, como en el caso del Cuban Medical Professional Parole (CMPP), son expuestos públicamente con el mayor cinismo.
Para un imperio con bases militares en los cuatro puntos cardinales del globo terráqueo, Cuba sigue formando parte del “eje de mal ejemplo” de enviar médicos a salvar vidas a más de 60 oscuros rincones de este mundo.

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