
En 2006, mientras el cineasta Michael Moore filmaba en Cuba el epílogo de su documental "Sicko", muy crítico del sistema de salud norteamericano, la sección estadounidense de intereses en La Habana escribió que había comenzado a recoger historias de mala praxis y las consideraba un arma contra la "propaganda" del gobierno cubano.
"Buscamos siempre historias y otras noticias que puedan destruir el mito de la superioridad médica cubana, que se convirtió en uno de los puntos fuertes de ese país", dice un texto del 5 de junio de 2006, citando artículos publicados en la prensa local.
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