sábado, 26 de diciembre de 2009

La decepción Obama

Nunca compartí el entusiasmo de quienes pensaban que la llegada al poder del primer presidente de color en la historia de Estados Unidos marcaría algún cambio en el escenario mundial, y que pasado el 4 de noviembre de 2008 echaron las campanas al vuelo con toda clase de fantasías sobre las profundas transformaciones (tan necesarias, sin duda) que supuestamente acarrearía el triunfo del candidato demócrata.
Menos de un año después de la investidura de Barack Obama, ya es evidente que su gobierno no ha implicado cambios significativos respecto al de su predecesor. Así tenía que ser: el sistema político estadunidense es una maquinaria muy bien aceitada con miles de millones de dólares de los principales empresarios e inversionistas de aquel país, y son ellos quienes determinan, de acuerdo con sus intereses, quién asumirá la presidencia cada cuatro años.
En este caso, más o menos al mediar la campaña electoral de 2008, el gran dedo elector del tío Sam señaló al señor Obama y echó a andar en su favor todo su andamiaje publicitario, que incluye a los principales medios electrónicos e impresos de Estados Unidos —y no pocos del exterior—. No es difícil inferir que esto obedeció a que el sistema necesitaba una apariencia de renovación, tomando en cuenta el hartazgo del pueblo estadunidense por las políticas conservadoras y guerreristas de George Bush. Y más conveniente para ello que un hombre inteligente, carismático y, por añadidura, de ascendencia negra.› Leer Más

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