lunes, 15 de julio de 2013

Un desnudo de Ileana Ros Lehtinen

Por M. H. Lagarde

¿Qué nos descubre el velo caído de Ieana Ros Lehtinen? Al lector que adquiere el libro, una rápida mirada a su sección gráfica le desvela rápidamente de qué trata el mismo.
Esta obra del escritor y prolífico periodista Nicanor León Cotayo nos presenta de cuerpo entero a esa representante de la mafia anticubana de Miami que defiende, protege y le rinde homenaje a connotados terroristas internacionales Orlando Bosh y Posada Carriles, autores del sabotaje contra un avión de cubana en Barbados donde perecieron 73 civiles.

Es retrato también de la cómplice de Raúl Arocena el asesino que se vanaglorió en público de haber introducido en nuestro país el virus del dengue que ocasionó la muerte de 101 niños cubanos.

Su foto junto a los Diaz Balart denuncia el origen de esta “Dama”, hija de un contador, y no precisamente de historias, que se codea con los herederos ideológicos de la tiranía de Batista que asesinó a 20mil jóvenes cubanos en vísperas del triunfo de la revolución en 1959.

No falta, por supuesto, su reconocida faceta de secuestradora de niños. Hablo de la foto en la que se le ve cargando al niño Elián González y que inspiró Fidel a llamarla Loba Feroz, epíteto con la que la conoce la mayor parte de nuestro pueblo.

No falta tampoco su imagen junto al golpista hondureño Roberto Micheletti, tomada cuando el mundo entero repudiaba ese golpe contra el ALBA perpetrado en esa nación centroamericana.

Hay mucho más por supuesto, pero la verdadera revelación del velo caído de Ileana Ros no está en la gráfica que ilustra el texto. Su principal mensaje le llega al lector cuando culmina la lectura de los quince capítulos que conforman el libro y se da cuenta de que Nicanor nos ha mostrado con una prosa asequible y poderosa en argumentos a uno de los principales personajes creados por el gobierno de Estados Unidos para justificar su agresión contra Cuba.

Ileana Ros, como otros de sus compinches en el Congreso de Washington, quieren representar ante la opinión pública mundial el papel del “dolido” exilio cubano que leyes asesinas como la de Ajuste han ayudado a crear.


Son, como mismo ocurre con la llamada oposición interna a la que sirven de banqueros, las marionetas que tratan de ocultar, al pasar como representantes del pueblo cubano, las históricas intenciones anexionistas del imperio.

El desvelo hecho por el autor nos advierte también de cuál sería el futuro de Cuba si algún día personajes como Ileana Ros lograran vencer nuestra patriótica resistencia. Una Cuba anexada a Estados Unidos dirigida por estos personajes desde Washington.


Es por ello imprescindible defender un libro como este que le mostrará a los más jóvenes, y les recordará a los mayores, cuál es la estirpe de estos mafiosos que han lucrado con el sufrimiento de un pueblo durante más de medio siglo.

Para nadie es un secreto que dicha camarilla en anticubana en Estados Unidos recibe grandes beneficios monetarios por apoyar y mantener el bloqueo homicida contra Cuba.

Por tanto, un libro como este merece una tirada mayor, mejor papel y diseño. Ahora cuando los expertos en comunicación aseguran que los jóvenes no leen encandilados por la imagen no estaría de más traducir su contenido a una serie o un documental.

La escandalosa desnudez de Ileana bien merece la pena.

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