lunes, 20 de junio de 2011

Yoani Sánchez no tiene qué comer, y se gasta miles de dólares para denunciarlo



Por Ernesto Pérez Castillo

Los lamentos de Yoani este fin de semana en Twitter podrían arrancarle copiosas lágrimas a un ladrillo. Ella se quejaba, vía Ping.fm: “Comienza el dia. Casi no hay agua en el edificio”, y también: “que voy a comer hoy?”, o peor: “que voy a dar de comer a mi familia?”
Claro que las lágrimas dependerían del ánimo del ladrillo en cuestión. Pues, como puse antes, sus lamentos fueron siempre vía Ping.fm, un servicio que permite postear en diversas redes sociales desde diferentes medios, entre ellos el teléfono celular, que es el que usa Yoani, pues ya se sabe que ella jura y perjura que no tiene acceso a Internet.
Hace tan poco como en el muy cercano septiembre de 2010, exactamente el día 18 Yoani, en http://twitpic.com/2pqj3q, tuvo la entusiasta iniciativa de postear algo que tituló “Pasos para conectar un teléfono móvil cubano a Twitter”, una guía de nueve pasos, en el último de los cuales la Yoani advertía de su propia mano: “Cada sms enviado a Twitter costará 1 peso convertible, así que prepara el bolsillo”.
Al parecer, en ese momento ya su bolsillo estaba más que preparado, pues mirando su perfil en Twitter se puede ver que doña Yoani Sánchez, hasta el sol de hoy, ha subido a la red nada más y nada menos que un total de 5 901 Tweetts. Eso, hablando en plata (y según ella misma) suma un total CINCO MIL NOVECIENTOS UN pesos convertibles, que al cambio en la moneda norteamericana son unos 6 373 dólares y un poco más, y para los europeos equivale a unos 4 453 euros.
¿Hay alguien en Barcelona, en Roma, en New York, en París, o en la Conchichina, que se haya tirado tanta plata en Twitter, pagándola de su bolsillo? Eso no se lo cree nadie. Eso solo se lo gasta Yoani Sánchez porque es dinero que le entregan, escondido en premios, para que realice su trabajo la mercenaria.
Que alguien que se gasta el lujo de dedicar casi cinco mil euros a postear boberias a Twitter se queje de no tener nada que comer, resulta cuando menos contraproducente.
Si en su edificio no hay agua, como ella afirma, podría, por ejemplo, pagar un camión cisterna en el mercado negro, por solo 100 pesos cubanos, equivalentes a 4 pesos convertibles, y con eso inundar de agua las cañerías suyas y de sus vecinos. De hecho, con los 4 mil euros botados en twitter, podría pagar más de mil viajes del camión cisterna, suficientes para surtir de agua el edificio por tres años, día por día.
Si lo hubiera hecho, al menos sus vecinos la conocerían algo, y sobre todo algo le reconocerían, todo lo contrario de lo que ha sucedido en una encuesta realizada por funcionarios de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, y dada a la luz por Wikileaks, según la cual solo el dos por ciento de los cubanos encuestados conoce a Yoani Sánchez, cuando ya la revista Time fantaseaba con que la Yoani era una de las 100 personas más influyentes en el mundo.
Téngase en cuenta que la encuesta fue aplicada entre 236 adultos que visitaron la misión diplomática de EEUU en Cuba para buscar el estatus de refugiados, o sea, entre aquellos donde habría más probabilidades de que conocieran a los “disidentes”. Así y todo, solo cuatro gatos dijeron conocerla. Y que se dé con un seboruco en el pecho, que si la encuesta la llegan a realizar en la calle, entonces si que Yoani no consigue ni para el chicle.
El kid del asunto es que a Yoani no la conoce nadie en Cuba porque no es eso lo que buscan ni necesitan sus jefes en el Departamento de Estado norteamericano, pues su función no es hablar a los cubanos, sino mentir al mundo sobre Cuba, y así crear los argumentos que eternizan el bloqueo de Washington contra los cubanos.

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