Piezas de artillería, utilizadas por los milicianos contra la invasión mercenaria yanqui a Playa Girón.
Tanque similar al utilizado por Fidel cuando hundió el buque Houston, durante la invasión yanqui por Playa Girón, en Matanzas.Pieza de artillería antiaérea conocida como Cuatro Bocas, utilizada por los milicianos contra la aviación mercenaria. Avión Sea Fury, de fabricación británica, utilizado por la Fuerza Aérea Cubana contra la invasión mercenaria AIN FOTOS/Oscar ALFONSO SOSA
BAHIA DE COCHINOS (CUBA), 14 (ANSA) - Armamento intervenido a los anticastristas durante la invasión de Bahía de Cochinos, monumentos en homenaje a los cubanos caídos a lo largo de una carretera y oficinas de un antiguo central azucarero donde Fidel Castro estableció la comandancia son algunas de las huellas que quedan en la zona a 50 años de la operación militar.
"Hasta aquí llegaron los mercenarios", reza un cartel en la localidad de Palpite, en referencia al avance por la isla que realizaron 1.500 exiliados cubanos en Estados Unidos financiados por la CIA el 17 de abril de 1961 con el objetivo de formar un gobierno provisional.
La operación de Bahía de Cochinos (a unos 300 kilómetros al este de La Habana) fue ideada durante la administración de Dwight Eisenhower y aprobada por John F.Kennedy.
"Los mercenarios avanzaron desde el desembarco 35 kilómetros por terraplenes. Cuando se produce la invasión, todo esto era un terraplén", cuenta Deisy López, guía especialista del Museo de la comandancia, situado en el antiguo Central Australia.
En la actualidad una carretera bordea el mar por la Bahía de Cochinos, donde se produjeron los dos puntos del desembarco, en Playa Larga y en Playa Girón, y a lo largo de ella más de cuarenta monumentos de cemento recuerdan a las víctimas cubanas, un total de 156, de ellos 6 civiles.
Los cubanos hicieron prisioneros a 1.197 combatientes, y se contabilizaron 200 bajas, entre muertos y desaparecidos.
Los prisioneros estuvieron detenidos en un primer momento, antes de su traslado a una cárcel de La Habana, en el restaurante y las taquillas del Hotel Playa Girón, levantado frente a la costa donde se produjo el desembarco.
De los prisioneros cinco fueron condenados a pena de muerte y nueve fueron a 30 años de cárcel. "El resto fue devuelto a Estados Unidos cambiados por alimentos, compotas, medicinas y tractores. Muchas compotas estaban caducadas", cuenta López.
En una de las salas del museo de la comandancia se dice que "el gobierno de Estados Unidos acordó pagar 70 millones de dólares por los daños materiales ocasionados" y López puntualiza que "Estados Unidos pagó solo 50 millones".
A un kilómetro de la comandancia fue derribado por una pieza antiaérea cubana un avión B-26 que tenía como objetivo destruir la fábrica de azúcar: el cuerpo de uno de los pilotos, Leo Francis, de Boston, estuvo congelado 18 años en el Instituto de Medicina Legal de La Habana porque Estados Unidos no lo quiso reconocer. Finalmente su hija reclamó el cadáver y éste fue trasladado a su país.
Días antes del derribo, ocho aviones bombardearon el 15 de abril los aeropuertos militares de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, causando siete muertos y 53 heridos.
En el sepelio de las víctimas fue cuando Fidel Castro, frente al cementerio Colón de La Habana, declaró el "carácter socialista" de la Revolución después de que en 1959, cuando llegó al poder, había rechazado el comunismo en diversas entrevistas.
"Lo que no pueden perdonarnos es que estemos ahí en sus narices y que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos", proclamó Fidel Castro.
El 17 de abril de 1961, informado de la invasión de Bahía de Cochinos, Fidel Castro llegó a la oficina administrativa del Central Australia, y ordenó desde allí al capitán José Ramón Fernández que fuera a Playa Girón, a 62 kilómetros.
Fidel Castro utilizó para dirigir las operaciones un magneto estadounidense que se exhibe hoy en el museo sobre un buró de oficina.
La invasión fracasó en 65 horas. Siete aviones estadounidenses B-26 fueron derribados y quedaron inutilizados los buques Houston y Río Escondi do con los que los invasores habían llegado a la isla cargados de armas.
Por tierra las fuerzas cubanas hicieron retroceder a las invasoras hasta que éstas, con escasas municiones y falta de apoyo aéreo, se rindieron.
El día 18 de madrugada Fidel fue informado que se estaba produciendo otro desembarco en La Habana (resultó ser una falsa noticia) ypartió hacia La Habana.
A Playa Larga regresó el 19 de abril para dar el cañonazo "simbólico" al Houston, que ya estaba hundido.
Un cañón similar al utilizado por Fidel Castro para el hundimiento del Houston se exhibe en el Museo Girón, así como armas, camiones, tanques, morteros y ametralladoras intervenidos a los anticastristas, y restos de un avión B26 bombardeado.
"Otras armas intervenidas se las quedó el ejército cubano", dice Niurka Trujillo, museóloga investigadora.
Están además expuestos objetos de los cubanos caídos, como uniformes con impactos de proyectil, y una vitrina contiene un par de zapatos blancos de tacón pertenecientes a "Nemesia Rodríguez destruídos durante los bombardeos, los cuales causaron la muerte a la madre de la adolescente". (ANSA).
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