lunes, 14 de febrero de 2011
Permanencia de Ñico Saquito
Santiago de Cuba, 14 feb (AIN) A 109 años del natalicio del popular trovador Antonio Ñico Saquito su legado musical se mantiene vigente en el repertorio de las agrupaciones cubanas por sintetizar la identidad nacional.
Benito Antonio Fernández, nacido en 1902 en El Tivolí, -barrio de trovadores en Santiago de Cuba, ciudad cuna del género- con su guitarra atrapó la autenticidad y mestizaje de la cultura de la Isla, en más de 330 composiciones.
Con fino humor, doble sentido, elementos de la picaresca, el choteo y la crónica, plasmó su amor por Cuba, denunció la situación política prerrevolucionaria y mostró las esencias y la historia de la nación, ganándose los apelativos de reportero de la música cubana y rey de la guaracha .
Sones, boleros, mambos y por supuesto, guarachas son algunos de los géneros en que Ñico Saquito escribió las internacionalmente conocidas María Cristina, Estoy hecho tierra, No dejes camino por vereda y Compay gallo.
Su guajira Al son de mi carreta aparece interpretada por Eliades Ochoa y músicos malienses en el disco Afrocubismo, reconocido como el mejor del mundo en 2010 por la revista National Geographic.
Su obra está recogida también en varias piezas del cine latinoamericano.
Lo de Saquito le vino por la pelota; contaba que de joven no dejaba escapar una cuando jugaba al deporte nacional.
Conoció la fama en varios países de América. Recibió aplausos en Venezuela, donde trabajó durante casi una década y recaudó fondos para apoyar a los combatientes del Movimiento 26 de Julio en la Sierra Maestra, y describió en canciones su añoranza por la patria.
Regresó a Cuba con la Revolución.
Los mayores santiagueros lo recuerdan llegando a la Casa de la Trova, templo de los juglares, con su guitarra en manos y su guayabera blanca almidonada. Muchos cubanos lo evocan en la Bodeguita del Medio, en La Habana, ciudad donde murió en 1982.
Un joven quinteto mantiene vivo su repertorio en su ciudad natal, y este año cumpliendo su testamento musical, lo homenajeó con canciones cubanas con sabor a caña, a tabaco y a ron , en el Sendero de los Trovadores del Cementerio Santa Ifigenia, donde reposan sus restos.
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