Madrid.- Probablemente no era lo que soñaban, pero empezar una vida desde cero cuesta mucho. El primer grupo de siete mercenarios cubanos excarcelados que aterrizaron el martes en España afronta un futuro incierto.
Nada más llegar, se encontraron lejos del paraíso. Fueron alojados en un hotel de las afueras de Madrid, en el corazón de un barrio obrero sin rastro de la bulliciosa vida de la capital española. Ni comercios, ni tiendas alrededor.
En habitaciones de tres y cuatro camas recalentadas por el sol del verano y un baño compartido con apenas dos duchas en cada planta, indicó AP.
"Me siento un poco extraño", dijo en una entrevista exclusiva con Lester González, uno de los siete "disidentes". "Ya nos explicaron que estaríamos sólo tres días aquí. Es un poco incómodo".
El gobierno español, en colaboración con la Cruz Roja y otras organizaciones sociales, se encargó de gestionar el alojamiento del grupo y sus familiares, unos 35 en total, según explicó Elena Larrinaga, presidenta de la Federación Española de Asociaciaciones Cubanas.
"El cambio es brusco; estamos un poco nerviosos, un poco alterados", reconoció Omar Ruiz, otro de los disidentes liberados. "Estoy un poco sorprendido con el hotel. Sólo hay un baño. No es fácil, pero es mejor que la cárcel".
"El preso político que se queje de esto (el hotel), lo mando fusilar. Yo en la cárcel no tenía ventanas y tenía un nylon en la cabeza donde pasaban las aguas fecales'', añadió el periodista Ricardo González.
De momento, el grupo recibe alojamiento y comida, mientras se resuelve su situación legal en España. El sistema de seguridad social se hace cargo de sus tratamientos y necesidades sanitarias, así como de la educación de los más pequeños.
Pero los siete han llegado como inmigrantes y no como refugiados políticos, por lo que se deben tramitar sus permisos de trabajo y residencia. En teoría, son libres para viajar, siempre que cumplan con los requisitos exigidos por la legislación vigente en cada caso.
Omar Ruiz, por ejemplo, quiere salir cuanto antes a Miami, donde reside la familia de su esposa. "Queremos pasar a Estados Unidos lo antes posible", comentó Ruiz. "Habían comentado que habría alguien de la embajada de (Estados Unidos), pero de momento no se nos ha ofrecido esa oportunidad".
El resto no lo tienen tan claro. Han abandonado Cuba casi sin ropa y sin dinero. Con lo puesto, un par de maletas y sin pasar por casa tras abandonar la cárcel. España ya no parece un país de grandes oportunidades, pues está sumido en una grave crisis económica y con una tasa de desempleo que supera el 20%.
"Veremos lo que vamos a hacer", comentó Lester González, todavía muy indeciso de cara al futuro. "Hay que tener aspiraciones de trabajar. Yo aspiro a encontrar trabajo", añadió Ricardo González, de 60 años.
Los siete excarcelados llegaron el martes a Madrid en dos vuelos diferentes y se espera que el miércoles lleguen otros cuatro liberados desde La Habana.
Todos ellos forman parte del grupo de 52 disidentes cubanos que serán excarcelados en virtud de los acuerdos alcanzados entre el gobierno y la Iglesia católica cubana.
El gobierno español, como mediador, se ha ofrecido a acoger a varios de ellos. Los 52 "disidentes" integraban el "Grupo de los 75", los cuales fueron arrestados y enviados a los tribunales en el 2003 bajo cargos de recibir dinero y orientación del gobierno de Estados Unidos y sus aliados para destruir a la revolución cubana. Una veintena quedó en libertad a lo largo de estos años debido a problemas de salud.
Nada más llegar, se encontraron lejos del paraíso. Fueron alojados en un hotel de las afueras de Madrid, en el corazón de un barrio obrero sin rastro de la bulliciosa vida de la capital española. Ni comercios, ni tiendas alrededor.
En habitaciones de tres y cuatro camas recalentadas por el sol del verano y un baño compartido con apenas dos duchas en cada planta, indicó AP.
"Me siento un poco extraño", dijo en una entrevista exclusiva con Lester González, uno de los siete "disidentes". "Ya nos explicaron que estaríamos sólo tres días aquí. Es un poco incómodo".
El gobierno español, en colaboración con la Cruz Roja y otras organizaciones sociales, se encargó de gestionar el alojamiento del grupo y sus familiares, unos 35 en total, según explicó Elena Larrinaga, presidenta de la Federación Española de Asociaciaciones Cubanas.
"El cambio es brusco; estamos un poco nerviosos, un poco alterados", reconoció Omar Ruiz, otro de los disidentes liberados. "Estoy un poco sorprendido con el hotel. Sólo hay un baño. No es fácil, pero es mejor que la cárcel".
"El preso político que se queje de esto (el hotel), lo mando fusilar. Yo en la cárcel no tenía ventanas y tenía un nylon en la cabeza donde pasaban las aguas fecales'', añadió el periodista Ricardo González.
De momento, el grupo recibe alojamiento y comida, mientras se resuelve su situación legal en España. El sistema de seguridad social se hace cargo de sus tratamientos y necesidades sanitarias, así como de la educación de los más pequeños.
Pero los siete han llegado como inmigrantes y no como refugiados políticos, por lo que se deben tramitar sus permisos de trabajo y residencia. En teoría, son libres para viajar, siempre que cumplan con los requisitos exigidos por la legislación vigente en cada caso.
Omar Ruiz, por ejemplo, quiere salir cuanto antes a Miami, donde reside la familia de su esposa. "Queremos pasar a Estados Unidos lo antes posible", comentó Ruiz. "Habían comentado que habría alguien de la embajada de (Estados Unidos), pero de momento no se nos ha ofrecido esa oportunidad".
El resto no lo tienen tan claro. Han abandonado Cuba casi sin ropa y sin dinero. Con lo puesto, un par de maletas y sin pasar por casa tras abandonar la cárcel. España ya no parece un país de grandes oportunidades, pues está sumido en una grave crisis económica y con una tasa de desempleo que supera el 20%.
"Veremos lo que vamos a hacer", comentó Lester González, todavía muy indeciso de cara al futuro. "Hay que tener aspiraciones de trabajar. Yo aspiro a encontrar trabajo", añadió Ricardo González, de 60 años.
Los siete excarcelados llegaron el martes a Madrid en dos vuelos diferentes y se espera que el miércoles lleguen otros cuatro liberados desde La Habana.
Todos ellos forman parte del grupo de 52 disidentes cubanos que serán excarcelados en virtud de los acuerdos alcanzados entre el gobierno y la Iglesia católica cubana.
El gobierno español, como mediador, se ha ofrecido a acoger a varios de ellos. Los 52 "disidentes" integraban el "Grupo de los 75", los cuales fueron arrestados y enviados a los tribunales en el 2003 bajo cargos de recibir dinero y orientación del gobierno de Estados Unidos y sus aliados para destruir a la revolución cubana. Una veintena quedó en libertad a lo largo de estos años debido a problemas de salud.
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