Los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Uruguay, José Mujica, defendieron a Cuba en relación con el caso del disidente Orlando Zapata, fallecido en febrero tras 83 días de huelga de hambre en defensa de sus derechos civiles.
Zapata, un albañil de 42 años considerado “prisionero de conciencia” por Amnistía Internacional, murió por los efectos del ayuno que inició en diciembre en protesta por las malas condiciones carcelarias cubanas, hecho que generó protestas de organizaciones de derechos humanos, de Estados Unidos, del parlamento europeo y de varios países.
“El mundo rico siempre se arroga el derecho de imponer y juzgar a los demás y no acepta la más mínima responsabilidad y juicio en sus propias filas”, reaccionó en rueda de prensa el presidente uruguayo de visita en Bolivia.
“Sería bueno que el mundo rico se diera cuenta que estamos en una humanidad distinta, diversa, contradictoria, con culturas distintas y que todos debemos de ser respetados, pero tal vez nos falta mucho todavía”, complementó.
José Mujica planteó que “el gobierno cubano podrá encontrar los caminos necesarios para que la sociedad internacional lo respete y no tenga que hacerle estos reclamos y tenga y mantenga asegurada su independencia y soberanía como país frente al cual tiene derecho”.
Sin embargo, se lamentó porque “los seres humanos todavía vivimos en la prehistoria, no hemos podido decir adiós a las armas”.
Mientras tanto, su anfitrión, Evo Morales, dijo que “sabía que en algún momento alguna prensa nos iba a atacar con ese tema” y que por ello recabó información de la embajada cubana en Bolivia donde le dijeron que Zapata había sido “cinco veces encarcelado por razones delincuenciales”. (AFP)
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