El arte cubano de las últimas décadas, y en especial el que nos llega a través de las pantallas cinematográficas, ha ofrecido sustancia a grandes debates en la nación. También la Muestra de Nuevos Realizadores, cuya novena edición terminó recientemente, ha generado posiciones encontradas. ¿Cuál es la postura del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC) frente a estos fenómenos? Su presidente, Omar González, en entrevista exclusiva para La Jiribilla, despejó incógnitas, corroboró apreciaciones y defendió la Muestra como parte de una política cultural inclusiva y responsable...
Desde su surgimiento el ICAIC se ha pronunciado por un cine que no eluda los problemas de nuestra realidad, que no eluda los conflictos, un cine que tome distancia de la vertiente más mercantil que se pretende analgésico para el espectador. El cine cubano siempre fue leal a esa premisa. Memorias del subdesarrollo, la película cubana de mayor trascendencia, no fue en su momento muy bien comprendida y luego ha sido seleccionada entre las 100 mejores cintas de Iberoamérica en una relación en la que hay 25 obras cubanas. El nuestro es un cine que parte de la honestidad intelectual y de un compromiso con la realidad. Una obra como La última cena es sumamente problematizadora, no es una simplificación de la historia, hay que ver allí las claves para comprender nuestra nacionalidad, nuestra identidad. Lucía, de Humberto Solás, es una peculiar interpretación de nuestra trayectoria como nación y como proceso cultural. Cecilia, al cabo del tiempo, nos revela su magnificencia y el sentido ecuménico, abarcador, con que Humberto asumía nuestra identidad, mucho más hondo y amplio aún que la fiel mirada de Cirilo Villaverde. Sucede también con piezas que se han ocupado de la contemporaneidad. Fresa y chocolate, por ejemplo, ha sido determinante para luchar contra la discriminación por la orientación sexual de cada individuo.
No significa, por supuesto, que todas las películas hayan sido loables, hay fracasos, desaciertos, inconsecuencias. Estamos hablando, solo en lo que atañe al ICAIC, de una cinematografía con más de 3 mil títulos, casi doscientos largometrajes, que va a tener muy pronto el doble con el apogeo de las nuevas tecnologías y la arribazón de nuevos realizadores que ya aportan visiones peculiares y constituyen un gran caudal... › Seguir leyendo...
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