Por M. H. Lagarde
Decir que Cubanet, una de las tantas publicaciones digitales dedicada a difamar sobre la realidad cubana, es una pésima publicación, no es noticia. Pero que la propia publicación, cuya redacción está conformada por los llamados periodistas “independientes” graduados en los cursos emergentes de la SINA, reconozca su inutilidad, puede considerarse todo una revelación.
La autocrítica confesión ha tenido lugar a propósito de un artículo, publicado recientemente por el El Miami Herald, bajo la firma del columnista de ese diario Alejandro Armengol.
En Prepotencia anticastrista el comentarista se pregunta “qué importancia han tenido tantos y tantos artículos de poca calidad, así como reportajes mal hechos, que desde hace años llegan a la Florida y a todo el mundo gracias a la existencia de supuestas ``agencias'' que aquí en Miami los recogen y distribuyen”.Y aunque el articulista en ningún momento menciona a ninguna persona ni publicación en específico, a los profesionales emergentes de la SINA al parecer les sirvió el sayón de la mediocridad y han corrido a engancharse, con la inmediatez de los verdaderos profesionales que nunca serán, la prenda.
En una respuesta, más ofensiva que racional, publicada por Cubanet la publicación reconoce: “Tanta mala leche evidente rezuma la más reciente de las diatribas que contra el exilio escribe un tal Alejandro Armengol, acogido a sagrado entre las páginas de El Nuevo Herald (…) Más que estar dirigidos a quien desde su poltrona mediática desbarra epítetos y acusaciones de alto comisario ideológico, denostando los ingentes esfuerzos de diferentes organizaciones por servir de enlace entre la Isla y el mundo, van encaminados a reflexionar con un lector inteligente, que es el de Cubanet, uno de esos medios que desde el exilio —aludidos por él, aunque sin ser nombrados—, demoniza Armengol!”.
El artículo publicado por Cubanet, además de demostrar el pésimo español que se enseña en la facultad de la SINA, evidencia que Armengol anda en lo cierto cuando deja al descubierto la dependencia del gobierno de Estados Unidos de páginas como Cubanet que, aun cuando en banner de portada reclaman la ayuda de sus lectores, son financiadas con el dinero del contribuyente norteamericano.
Asimismo, como la publicación toda, la defensa de Cubanet denota la pésima calidad profesional de los llamados periodistas emergentes de la SINA.
Los muchachos de Cubanet son tan malos, pero tan malos, que ni hace falta que nadie se los diga. Y por tal de no quedarse fuera del reparto de los dólares que sustentan su motivación profesional, no se andan con medias tintas a la hora de auto proclamar, a los cuatro vientos, su insuficiencia.
¿Para qué sirven “tantos y tantos artículos de poca calidad, así como reportajes mal hechos”? Cubanet acaba de publicar la respuesta.
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