Cuando Barack Obama juramentó a la presidencia de Estados Unidos el 20 de  enero de 2009, más de un millón de personas se aglomeraron bajo un intenso frío  alrededor del Capitolio para presenciar y festejar un momento histórico para el  país.
El número récord de ciudadanos celebraba la inauguración del primer  presidente negro en un país con una violenta historia de racismo, y para  millones su llegada a Washington marcaba el comienzo de una nueva era de  optimismo, cambio social y progreso.
Pero para muchos otros, en algunos casos por las mismas razones, la ocasión  no era feliz.
Y, en el caso de una minoría, el rechazo se traduce en feroces ataques a sus  propuestas, sus órdenes ejecutivas, e incluso amenazas contra su persona y su  familia.› Leer Más
martes, 12 de enero de 2010
La luna de hiel de Obama
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