miércoles, 2 de diciembre de 2009

Obama enoja a pacifistas de San Francisco

SAN FRANCISCO, EEUU, 2 Dic 2009 (AFP) - Con silbidos y abucheos, el anuncio del envío de refuerzos a Afganistán fue mal recibido la noche del martes por los militantes pacifistas de San Francisco, bastión de la izquierda estadounidense que ayudó a llevar a Barack Obama a la Casa Blanca.
Unas 15 mujeres se vistieron de rosado como muestra de pertenencia a Code Pink, un grupo promotor del pacifismo, para reunirse en el restaurante "Chez Tommy", con el fin de escuchar el discurso de Obama por televisión.
Cuando el presidente anunció el envío de 30.000 soldados adicionales a Afganistán, cayeron cubiertos al suelo y oscilaron cabezas en signo de reprobación.
"íEsto parece dicho por George (W.) Bush!", vocifera una de ellas.
"Me parece increíblemente deprimente", añade Brenda Hillman, profesora de poesía. "En la época de Bush, escuchábamos el mismo tipo de razonamiento".
Más temprano en Washington, una decena de sus compañeros de lucha había intentado difundir y defender sus ideas pacifistas mediante un desfile parecido a un cortejo fúnebre con falsos féretros frente a la Casa Blanca.
Para Code Pink, Obama debería usar los miles de millones de dólares gastados en la guerra en Afganistán para mejorar, por ejemplo, la cobertura de salud.
"Siempre hay dinero para la guerra. Pero para la educación, el seguro de salud y el empleo, nunca hay suficiente", lamenta la profesora Susan Witka durante la cena en San Francisco, en la que la baja concurrencia ilustra las dificultades del movimiento pacifista estadounidense para reunir adeptos.
"Obama, si te hemos elegido es para que pongas un término a la guerra", clama uno de los carteles que blanden las mujeres del grupo. "Mujeres para la paz", "Paren de apoyar la guerra", son otros de los eslóganes que eligieron.
Los demás clientes del restaurante no esperaron mucho antes de escuchar los chiflidos de los miembros de Code Pink. Risas nerviosas detonaron en el momento en que Obama empezó a justificar su decisión. Pero fue cuando éste anunció la cifra de 30.000 soldados que las mujeres gritaron "íNo!".
"No creo que haya que apoyar ciegamente a la gente que uno aprecia", advierte Brenda Hillman.

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