lunes, 5 de octubre de 2009

El miedo a bailar y a gozar con la Filarmónica de Nueva York

Por M. H. Lagarde

Comparto con los lectores de Cambios en Cuba dos puntos de vista sobre el bloqueo que ha recibido la Filarmónica de Nueva York, por parte del gobierno norteamericano, para que no se presente en Cuba.
Según asegura Alejandro Armengol en El Nuevo Herald:
"Se trata de una política obsoleta, que no ha favorecido ni al pueblo cubano ni al norteamericano. Todo apunta a que por tener otras prioridades, la administración norteamericana no le está dedicando el tiempo y la atención necesaria a este cambio. La explicación no la salva de estar cometiendo un grave error".A la política de Obama hacia Cuba podría ocurrirle lo mismo que al gato de Cheshire en Alicia en el país de las maravillas: desaparecer gradualmente hasta quedar sólo la sonrisa, sin dientes y sin boca".
Según Cubadebate, Edmundo García, conductor de “La noche se mueve”, en Miami, reveló que una fuente reconocida en esa ciudad dijo a su programa radial que el Departamento del Tesoro negó las visas a los patrocinadores de la Filarmónica de Nueva York por presiones del senador cubanoamericano Bob Menéndez.“La razón para la decisión de la OFAC (Oficina para el Control de los Activos Extranjeros) de negar las visas a la Filarmónica fue un chantaje político del senador Bob Menéndez”, dijo la fuente que prefirió el anonimato por el ambiente tan hostil contra Cuba en la ciudad de Miami, donde recientemente se produjeron incidentes contra el concierto organizado por el colombiano Juanes en La Habana.
“El senador cubanoamericano está asombrado del éxito del concierto de Juanes y no quiere que esto vuelva a ocurrir”, afirmó la fuente a “La noche se mueve”.
De las dos miradas, me parece más certera la segunda. Durante el concierto de Juanes, fue demasiado lo que se vio de la Cuba que algunos en Estados Unidos pretenden mantener oculta. Todo, menos la supuesta "sublevación" espontánea que, desde los días de Girón, los necios de Miami siguen esperando.
Por supuesto que el desembarco en la Isla de la Filarmónica, al igual que en el caso del concierto Paz sin Fronteras, atraería a una buena cantidad de medios de todas partes del mundo. Nuevamente, aparecerían ante las cámaras un pueblo feliz, joven y hermoso que nada tiene que ver con la imagen que los medios dominados por la mafia de Miami venden de la actual Cuba.
Un teatro Karl Marx lleno hasta el tope, con un público aplaudiendo fervorosamente la ejecución de lo más selecto del repertorio musical internacional de todos los tiempos, la verdad, no sería del agrado de muchos.
Menos aún que, terminada la presentación de la orquesta, ocurriese lo mismo que pasó tras la culminación del concierto de Juanes. Cientos de jóvenes desfilando por la calle 10 arriba, entonando a coro la conocida canción de la Charanga Habanera: "Yo gozando en La Habana y tu llorando en Miami".
Nada, puro miedo a que los cubanos, otra vez, se pusieran a "bailar y a gozar", en otra suerte de masiva oda a la alegría, nada menos que con la Orquesta Filarmónica de Nueva York.

› Lo que pasó después del concierto de Juanes

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