Me limito a señalar que después de los errores y horrores políticos de George W. Bush, el ex vicepresidente Cheney, que fue su consejero, enarbola la idea de que las torturas ordenadas a la CIA para obtener información estaban justificadas por cuanto salvaron vidas norteamericanas gracias a la información obtenida por esa vía.
Desde luego que no salvó las vidas de los miles de norteamericanos que murieron en Iraq, ni las de casi un millón de iraquíes, ni los que en número creciente mueren en Afganistán. Tampoco se sabe cuáles serán las consecuencias del odio acumulado por los genocidios que se están cometiendo o pueden cometerse por esas vías.
Desde luego que no salvó las vidas de los miles de norteamericanos que murieron en Iraq, ni las de casi un millón de iraquíes, ni los que en número creciente mueren en Afganistán. Tampoco se sabe cuáles serán las consecuencias del odio acumulado por los genocidios que se están cometiendo o pueden cometerse por esas vías.
Se trata, entiéndase bien, de un problema elemental de ética política: “el fin no justifica los medios”. La tortura no justifica la tortura; el crimen no justifica el crimen.› Leer Más
No hay comentarios:
Publicar un comentario