Una entrevista con Jorge Luis Sánchez a propósito del estreno de su serie documental sobre el Benny
El inquieto realizador Jorge Luis Sánchez estrenará en el presente mes de septiembre cuatro documentales sobre su figura predilecta, el legendario cantante cubano "Benny" Moré.
Ya con anterioridad, Jorge Luis nos había entregado su largometraje El Benny, filme que recibió aceptación unánime de crítica y público. Este nuevo aporte seguramente generará amplias expectativas en el público cubano; por lo que, atento a esto, ICAIC DIGITAL se ha dirigido al realizador que, amablemente, nos ha ofrecido diversas claves sobre esta nueva propuesta.
Están a punto de salir varios documentales tuyos sobre el "Benny". ¿Puedes ampliar sobre la estructura del proyecto en su conjunto? ¿Los documentales constituyen una unidad, o son independientes?
Es una serie documental de cuatro capítulos, de media hora cada uno y con títulos independientes, pero bajo el general título de Benny Moré, la voz entera del son, que es para mi una frase muy exacta, escrita por el maestro Juan Formell para una canción que se escucha en el largometraje de ficción, pedida a su vez por Juan Manuel Ceruto, cuya música volveremos a escuchar acá. Aunque abarca la infancia y la adolescencia en Lajas y Vertientes, la juventud temprana en La Habana y en México, pasando por la juventud madura en La Habana y Caracas hasta su muerte, termina con los músicos y cantantes que en estos cuarenta y seis años también han mantenido su legado. Cada capítulo es una unidad en si. La continuidad la otorga Benny Moré con su vida. No obstante, se disfrutan más si ven en orden los cuatro.
Parecía que El Benny, una cinta que aborda una gran parte de la vida artística de nuestro Sonero Mayor, hasta cierto punto "agotaba" el tema. ¿Estos documentales son una continuidad del largometraje, cosas que te faltaron por decir o nuevas facetas que deseas explorar?
De personalidades tan auténticas, como lo es Benny Moré, se pueden hacer filmes, obras de teatro, literatura, etc. Por el contrario, la razón de ser de su vida, en su caso la música, lo hacen inagotablemente contemporáneo. Con esta serie es otro el punto de vista, sigue siendo mío, naturalmente, pero también las de decenas de personas que ofrecen sus testimonios. Ya he dicho que si la película trata sobre el Benny que fue, pero que también pudo haber sido, ahora la serie es el Benny según los testimonios de los que lo conocieron, o lo estudian; familiares, amigos, personalidades e investigadores.
Es a través de ellos que exploro otras facetas del músico, como la infancia en Lajas, su estancia en México, el lío judicial en Caracas, la dramática muerte que comenzó en su último bailable en Palmira, entre muchísimos momentos en su vida, que no guardan otro fin que mostrar la contemporaneidad de su vida de cara a los jóvenes, los que no lo conocieron físicamente, pero que, sobre todo los que hacen una carrera artística, pueden padecer similares circunstancias a las que padeció Benny en su época, por esa permanente lucha por defender lo que mejor hacía; la música.
Un espectador que salió del cine donde se estrenaba la película (N. del E. Se refiere a El Benny) me reconoce y me pregunta emocionado, ¿donde puedo conseguir la música del Benny? Le pregunté la edad. 19 años. Y el que se emocionó fui yo. Este adolescente fascinado por Benny, metafóricamente hablando, es un poco la razón de ser de esta serie que se defendió contra viento y marea por tener voz y cuerpo propio.
Te cuento: Resulta que como parte de su entrenamiento durante la preparación del filme, en el 2004, enviaba a Renny Arozarena, con Javier Labrador, uno de los asistentes de dirección y el camarógrafo Jorge Proenza, a conversar con personas que conocieron a Benny. Iohamil Navarro, el productor y yo, tuvimos esa lucidez; que se filmaran todos esos encuentros, que llegaron a las 40 horas. Luego, en el 2006, fuimos a México Pepe Riera y yo a terminar la postproducción. En el DF, con la ayuda de Mariana Torres, una poeta cubana que andaba por allá, y Rakel Adriana, la actriz mexicana que trabaja en la película, filmamos sitios y personalidades, como Tongolele.
Otro tanto me sucedió en Mérida, México, allí Roberto Fernández, nuestro "Luminito", filmó a Tony Camargo, una leyenda de la música mexicana que cantó a dúo con Benny, de los pocos que hizo esto y que aún viven.
En noviembre del 2007 nos fuimos Iohamil y yo, con un mínimo equipo, a filmar en Lajas, Cruces, Palmira y Cienfuegos. En el 2008, aprovechando que la película se exhibía comercialmente en Caracas, esta vez la ayuda invalorable vino de la venezolana Ivenny Marcano y de los cubanos Juan Miranda, "el Biky", y Manuel Iglesias por lo que se pudieron filmar los avatares de Benny en esa ciudad. La última filmación me la hizo Carlitos Carcas, en España, a Bebo Valdés, y Marita de Cortés y a su esposo, el cantante Alberto Cortés, ambos peruanos. A todos les estoy profundamente agradecido.
Siempre te has referido a El Benny como un acercamiento muy personal a esta figura mediante tu obra. Los nuevos documentales, ¿también lo son o se acercan más a una visión "objetiva" -en el caso que esto sea posible- de Benny Moré?
Una de las felicidades que me reportó esta serie fue haber trabajado con Miriam Talavera, la excelente editora de larga data en el cine cubano. Por simultaneidad en el trabajo la tuve que dejar sola en el cuarto de edición, mientras yo me adentraba en una preparación temprana de Casal, una película sobre el poeta, la que luego de algunos meses de trabajo se pospuso. Quiere decir que Miriam montaba, me llamaba y luego yo revisaba. Lenia Fajardo, la editora asistente, que había comenzado a trabajar conmigo organizando el material fue de una extraordinaria utilidad. La estructura de la serie es documental de punta a cabo, y sobre el montaje no solamente descansa la historia que se hilvana, si no la estructura que permite iniciar la serie con la infancia en el capítulo primero hasta los seguidores, que es el final del capítulo cuatro. Igualmente el montaje de Miriam tuvo que descartar cientos de horas de abundante material y concentrarse en lo que fuera lo mejor, de lo mejor.
Aunque, sin duda alguna, tanto el Benny como Bartolomé Moré pueden ser una fuente inagotable de obras audiovisuales, ¿consideras que continúa tu deuda con ellos o ya concluyes esta faceta de tu quehacer?
Nunca se sabe. Pero creo que terminé. Mandaré a guardar en el archivo las decenas de horas filmadas, pero que no se usaron. Servirá para otros que vengan cuando ya no existan los actuales privilegiados testimoniantes, los y las que cultivaron la amistad de Benny, el amor, el cariño y los secretos.
Mientras, he llegado a la conclusión que de Benny sé tanto, que francamente, no sé nada.
(Exclusiva para ICAIC DIGITAL)
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