En su comentario del miércoles último sobre el concierto, El Duende, voz crítica del entorno floridano que se expresa por Radio Miami, apuntó cómo "a los que pierden siempre les queda el consuelo del derecho al pataleo". Ese es el triste recurso al que apeló un periodista de origen portugués asalariado de El Nuevo Herald, que el propio miércoles, haciéndose eco de un video doméstico manipulado y sin cumplir los mínimos requerimientos profesionales que exigen verificar las fuentes, lanzó el bulo de la supuesta irritación de Juanes "por el control del régimen castrista".
Ni quien tomó y vendió las imágenes ni el apresurado redactor se ocuparon por saber qué sucedió en verdad. Simple y llanamente el cantautor, a todas luces nervioso ante el reto que se había impuesto, tuvo un exabrupto en las primeras horas del domingo frente a los elevadores del Hotel Nacional al confundir la identidad de una persona.
De inmediato se le aclaró que se trataba del sommelier del Salón Aguiar, un joven pero experto trabajador de la instalación que únicamente se disponía a ofrecer su servicio. Juanes se disculpó no solo con el joven sino con todos los trabajadores testigos del breve y puntual desaguisado. Quienes trataron de manipular el incidente debían haber escuchado la confesión que el propio Juanes hizo a la colombiana Radio Caracol cuando le preguntaron cómo la pasó después del concierto: "Estuvimos en una parranda buenísima en el hotel, sacaron la guitarra, cantamos canciones de Silvio, y estuvimos Olga Tañón y Miguel Bosé y el maestro Vicente Feliú". › Leer Más
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