Por M. H. Lagarde
Ayer sábado, en La Habana no se hablaba de otra cosa que del concierto de Juanes. En la radio, a manera de calentamiento, se pasaban canciones del cantante colombiano, así como de los demás artistas que estarán presentes en el concierto Paz sin Fronteras.
En las calles, los jóvenes se invitaban a plena voz verse el domingo en el concierto.
"Mañana pa la Plaza, que eso va a estar sabroso".
Imagino que muchos de esos muchachos se hayan levantado temprano -ayer a las nueve de la noche la calle G estaba prácticamente vacía- y anden preparando sus pomos de aguas y pulóveres blancos para estar entre los primeros cuando la Plaza, a las 12 del día, abra sus "puertas".
Yo también me levanté temprano para indagar en mi blog preferido, "El Nuevo Herald", cómo andaban los ánimos por allá por Miami y si por fin se celebraría en esa ciudad del Sur de la Florida un concierto alternativo al de Juanes en La Habana.
Ni una palabra al respecto.
Otra vez, de última hora, el más reciente post del Herald sobre el tema trataba de limpiar la nefasta imagen de fascismo retrógrado que los viejitos de la Vigilia dejaron en el mundo entero. Hasta The New York Times dijo ayer que solo en Miami podría ocurrir algo similar.
Pero rectificar es de sabios y por eso el blog de Miami, escasas horas antes de que comience el concierto de La Habana, asegura que quien rompió a martillazos los discos fue únicamente el loco de Saavedra y su pandilla, que en Miami hay mucha gente que está de acuerdo con que Juanes cante en La Habana y se tiendan "puentes". Cómo si nadie supiera tal cosa. Lo que no dice el Herald es que esos muchos que apoyan el concierto han llevado hasta ahora las de peder en los equilibrados y "democráticos" medios donde “todas las opiniones” tiene cabida.
En fin, que con esos truenos la tormenta no podía ser de otra manera. Mientras en La Habana se dan cita 15 grandes estrellas de la canción mundial, en Miami, los promotores de los vigilantes mambises han tenido que conformarse con asistir a la presentación de un CD de ese invento mediático que es el payaso Gorki Águila. (Ya me darán la razón, los que compraron el disco, cuando escuchen un par de piezas).
Nada, que cada cual tiene lo que le toca y lo que se busca. Mientras en La Habana se hace arte, en Miami se vende basura.
Ayer sábado, en La Habana no se hablaba de otra cosa que del concierto de Juanes. En la radio, a manera de calentamiento, se pasaban canciones del cantante colombiano, así como de los demás artistas que estarán presentes en el concierto Paz sin Fronteras.
En las calles, los jóvenes se invitaban a plena voz verse el domingo en el concierto.
"Mañana pa la Plaza, que eso va a estar sabroso".
Imagino que muchos de esos muchachos se hayan levantado temprano -ayer a las nueve de la noche la calle G estaba prácticamente vacía- y anden preparando sus pomos de aguas y pulóveres blancos para estar entre los primeros cuando la Plaza, a las 12 del día, abra sus "puertas".
Yo también me levanté temprano para indagar en mi blog preferido, "El Nuevo Herald", cómo andaban los ánimos por allá por Miami y si por fin se celebraría en esa ciudad del Sur de la Florida un concierto alternativo al de Juanes en La Habana.
Ni una palabra al respecto.
Otra vez, de última hora, el más reciente post del Herald sobre el tema trataba de limpiar la nefasta imagen de fascismo retrógrado que los viejitos de la Vigilia dejaron en el mundo entero. Hasta The New York Times dijo ayer que solo en Miami podría ocurrir algo similar.
Pero rectificar es de sabios y por eso el blog de Miami, escasas horas antes de que comience el concierto de La Habana, asegura que quien rompió a martillazos los discos fue únicamente el loco de Saavedra y su pandilla, que en Miami hay mucha gente que está de acuerdo con que Juanes cante en La Habana y se tiendan "puentes". Cómo si nadie supiera tal cosa. Lo que no dice el Herald es que esos muchos que apoyan el concierto han llevado hasta ahora las de peder en los equilibrados y "democráticos" medios donde “todas las opiniones” tiene cabida.
En fin, que con esos truenos la tormenta no podía ser de otra manera. Mientras en La Habana se dan cita 15 grandes estrellas de la canción mundial, en Miami, los promotores de los vigilantes mambises han tenido que conformarse con asistir a la presentación de un CD de ese invento mediático que es el payaso Gorki Águila. (Ya me darán la razón, los que compraron el disco, cuando escuchen un par de piezas).
Nada, que cada cual tiene lo que le toca y lo que se busca. Mientras en La Habana se hace arte, en Miami se vende basura.
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