Por Anónimo 13
"No me cabe duda que la Cuba es un país terrorista" afirmó con suavidad la abogada. Levantó el dedo índice de su mano derecha, se tocó fuertemente el pecho y concluyó: "por eso no mandé a ninguno de mis hijos a estudiar a Cuba".
Curioso por conocer los argumentos de tal decisión puse el dedo en la llaga. De su boca brotaron muchos argumentos: "Les inculcan ideas anarquistas. Los deforman. Los convierten en monigotes y luego los envían de vuelta para que organicen revoluciones y no estamos para eso."
Aún preocupado introduje mas la punta del dedo pues no conseguía la esencia que buscaba. Existía alguna verdad escondida que no era revelada del todo y me propuse conocerla. Los hijos varones de mi amiga estudian medicina y estomatología en diferentes universidades privadas. Ella decidió no divorciarse del antiguo marido por temor a perder la pensión que le permite pagar las universidades y mantener su alto nivel de vida. Pero también esta condenada a tener nuevas relaciones. Perder el celibato le puede costar la perdida del status.
"No creo que en esas universidades que estudian los formen como los mejores. Eso no es lo que importa. Lo que más me interesa es que tengan una carrera, de una universidad cara, que les garantice vivir bien por el resto de sus vidas. Y lo más importante, que me puedan mantener. Me he sacrificado por ellos, ya les llegará el turno."
Aduje que en La Habana se formarían como excelentes profesionales. No lo pongo en duda, replicó, pero los muchachos vienen cambiados. El hijo de un compañero de oficina estudio medicina en Cuba y se graduó con notas sobresalientes. Ahora anda regalando consultas a los pobres y no acaba de comprender que la medicina es un negocio. Esas ideas bolcheviques no son bien vistas y está llevando a la ruina a su familia."
Fue entonces que comprendí por qué representamos un verdadero terror para el resto del mundo. Cuando en una universidad cubana se imparten clases científicas acompañadas del sentido humanista de la profesión, cuando se forja en el individuo el respeto al ser humano y se despierta el don del sacrificio, cuando un joven regresa a su país cargado de altruismo y de bondad, entonces no me cabe duda que esas ideas siembran terror en cualquier latitud. En cualquier latitud donde la medicina es un negocio mercadotécnico más.
En este país Ud debe llegar al hospital con el documento del Seguro Médico. Caso contrario morirá de dolor sin que lo atiendan. En este país muchos médicos se contentan con el 70 en los exámenes, pues no vale la pena sacrificarse y obtener un 100 pues con 70 están aprobados.
En este país los médicos que atienden en hospitales "públicos" no ejercen con efectividad su profesión para que los pacientes acudan a sus consultas privadas.
He visto cobrar 100 dólares por una consulta ginecóloga a una señora con problemas renales, 50 por una consulta oftalmológica (para retirar un cuerpo extraño de un ojo) y tener que pagar 20 USD por una obturación.
Entonces los médicos formados en La Habana y las otras facultades de medicina, aquellos que muchas veces ni siquiera cobran por una consulta, cuando se trata de personas de bajos o ningún ingreso en estos países) siembran el terror, siembran el pánico entre sus colegas. En otras palabras: el terror. Y todo el que siembra el terror es un terrorista. Mientras en las universidades cubanas se enseñe al individuo a luchar por la vida, a sacrificarse en función de la salud humana, continuaremos siendo un país terrorista, y de ese modo, nunca, pero nunca, vamos a dejar de enriquecer los listados de la Casa Blanca.
Pues con el mismo terror que en Latinoamericana reciben a los graduados de La Habana, así mismo esperan en USA a los que desde el Bronx y Harlem tienen que acudir a nuestras universidades a obtener el título como doctores en medicina. El mayor mérito de la medicina cubana no será acaso su efectividad profiláctica, el rigor científico, su avanzado sentido de la defensa de la vida.
Ese mérito oculto a vista de todos está depositado en el amor a la vida y la dosis de sacrificio extra que todos los profesionales de la salud han brindado para que Cuba, continúe de modo tan saludable, sembrando terror.
El amor es un grito indetenible, aún quien no escucha lo sentirá vibrar en su piel. Los desalmados, ignorantes en lo sublime, ante este sentimiento solo sienten terror.
ResponderEliminarCuando un pueblo por convicción desafía tan escabrosos obstáculos, resiste, crea...Cuando toma las calles con alegría. Cuando comparte su ciencia, su experiencia y hasta su vida por la suerte de tantos en el mundo , no cabe dudas que ese pueblo está poseido por el amor.
Amor a la existencia humana, a la justucia, a la igualdad. Amor a esta tierra que nos sotiene, a esta manera de existir irrepetible en otra geografía, a este apego intrínseco a la libertad.
Esa erupción humana que tiene lugar cotidianamente en Cuba, evidencia la vida de la Revolución cubana. Los ciegos de alma no comprenden cómo es posible. La ceguera egoísta (o entreguista) les hace creer que esta obra cabe en una sucia cuenta bancaria o en una mercenaria cazuela.
Ojalá trocaran su pasaporte de dolares por este encendido patriotismo. Ojalá los tocara el amor... después podrán decir que existen.
Obama debía dejar de seguir jugando al dandy de la sociedad norteamericana y dedicarse a conducir de verdad la política exterior de ese país. De lo contrario quedará como el campeón mundial de los mentiros. El mareo de la imagen pasa, quedan lo hechos señor Obama. No lo olvide.
ResponderEliminarYo no sé si este comentario cabe en este espacio. Pero la verdad, que me entró un ataque de risa cuando leí un trabajo de Yoani Sánchez sobre el cacerolazo de las ocho y treinta de la noche del primero de mayo. Oigan es más cómico que Alegría de sobre mesa. es verdad lo quebustedes escribieron, ya no tienen tema. En cualquier momento, en vez del cacerolazo van a convocar al orinazo, es decir al levantarse por la mañana ir al baño y orinar. !Ño..! como se le van a sumar personas.
ResponderEliminarPepe Chávez