En medio de dos guerras (Irak y Afganistán) y de una crisis económica, la política hacia Cuba probablemente no es ahora la prioridad para el presidente estadounidense Barack Obama, pero las circunstancias podrían obligarlo a realizar un gesto hacia la isla o desaprovechar una oportunidad de restaurar el liderazgo de Estados Unidos en la región. Conversaciones con funcionarios cubanos en La Habana insinúan que a menos que el gobierno de Obama de cuenta de sus intenciones con claridad y rapidez, no sólo decepcionará a Cuba, sino también a muchos dirigentes de América latina que esperan señales de que Estados Unidos está dispuesto a cambiar su política en la región.
El objetivo no oficial para la acción podría ser a fines de abril, cuando Obama viaje a la Cumbre de las Américas, que se realizará en la isla caribeña de Trinidad. Cuba no ha sido invitada, pero estará en la mente de muchos participantes del encuentro. Con más frecuencia que en el pasado, dirigentes de América latina han viajado a Cuba en meses recientes. A fines de 2008, 33 países de América latina y del Caribe pidieron que se pusiera fin al embargo comercial de Estados Unidos. Inclusive el presidente de Guatemala Alvaro Colom, que encabeza un país considerado desde hace mucho tiempo como aliado de Estados Unidos, se disculpó durante una reciente visita a La Habana por el papel que cumplió esa nación durante la fracasada invasión de 1961.
Aviones de Estados Unidos usaron pistas de aterrizaje de Guatemala en esa ocasión, que concluyó con la derrota de contrarrevolucionarios financiados por la CIA en Playa Girón. Algunos expertos presumen que podrían registrarse cambios en las relaciones debido a que hay nuevos liderazgos tanto en La Habana como en Estados Unidos. En Cuba, Fidel Castro debió ceder la presidencia a su hermano Raúl tras una dolencia grave. Raúl Castro pasó 2008 tratando de mantener el sistema socialista en la isla, mientras ofrecía ajustes modestos y tenía que lidiar con tres devastadores huracanes.
Existen expectativas luego de un informe preparado por empleados del Senado norteamericano y divulgado el 23 de febrero por el influyente senador republicano Richard Lugar. El informe indicó que el estricto embargo comercial impuesto hace 50 años a Cuba ha fracasado en producir cambios significativos en el gobierno de La Habana. Lugar dijo que ha llegado el momento de revaluar la política de intentar aislar a Cuba y negociar con ella "de una manera que fortalezca los intereses norteamericanos".
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