Daína Caballero Trujillo
“Si en una revolución que entraña
tanta justicia como la revolución socialista en Cuba existiera forma alguna de
discriminación con relación a una persona por un motivo religioso, esto sólo
sería útil a los enemigos del socialismo, a los enemigos de la Revolución” [i]
En nuestra Constitución actual, aprobada en plebiscito
popular en 1976, se declaró públicamente el respeto al derecho ciudadano de
profesar o no una creencia religiosa. El estado cubano pasa de ser ateo a ser
laico a partir del IV Congreso de Partido Comunista de Cuba.
Han pasado más de cincuenta años del triunfo de la
Revolución, pero el principio de respeto
a la libertad de religión en Cuba sigue siendo un hecho y aunque no de forma
homogénea, dentro de los sectores ecuménicos ha ido creciendo la concientización del rol
que pueden asumir las iglesias en nuestro entorno social.
En palabras de Osbel
Gutiérrez Pila, Presidente de la Convención Bautista de Cuba Oriental, muchas
de las instituciones religiosas cubanas han contribuido con sus proyectos comunitarios
y sus preceptos religiosos a defender el proceso revolucionario. “Perseguimos
objetivos comunes: el bienestar del ser humano, entonces como no coincidir y
apoyarnos mutuamente”.
Decía Frei Betto en
el libro Fidel y la Religión: “Creo que no hay ningún pueblo en la historia
humana que no haya tenido una religión difusa.” Cuba también recorrió caminos
intrincados en este sentido, algunas iglesias no pudieron concebir la
profundidad de los cambios revolucionarios, pero otros comprendieron que esta
Revolución se gestaba también con ellos y para ellos.
Legalmente en nuestro
país existe la separación entre Iglesia y Estado, es decir, uno no se subordina
a otro, pero no son excluyentes. En nuestra Carta Magna se expresa que el
Estado cubano reconoce, respeta y garantiza la libertad de religión.
Y cómo no hacerlo si más
allá de entender la libertad religiosa como un derecho fundamental de cada ser humano de
elegir libremente su religión, o
de no elegir ninguna, y ejercer dicha creencia públicamente, sin ser víctima de
opresión, discriminación o
intento de cambiarla a la fuerza, Cuba es un país de creencias, de una
religiosidad popular profundamente arraigada.
Números
para creer…
En Cuba están inscritas en
el Registro Nacional de Asociaciones 55 instituciones protestantes y
evangélicas, 595 espiritistas, para un total de 687, también están registradas
la Iglesia Ortodoxa Rusa y Griega, la Liga Islámica de Cuba, la Comunidad
Hebrea de Cuba, así como 1118 Asociaciones Fraternales.
En Ciudad de La Habana se
concentra aproximadamente el 75 por ciento de las mismas. Todas son
reconocidas, están registradas acorde a las leyes y realizan su labor bajo sus
principios doctrinales, teológicos y organizacionales.
En todo el país funcionan
con entera libertad miles de templos y casas cultos, además de 8 centros
ecuménicos, como el Consejo de Iglesias de Cuba, el Centro Martin Luther King,
el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas, entre otros.
Muchas de estas instituciones
religiosas y fraternales cuentan con sus publicaciones, la mayoría inscritas
oficialmente en el Instituto Cubano del Libro, incluso algunas tienen sus propias imprentas.
Publicaciones como Caminos,
Boletín Compartir, Cuba Teológica, son espacios de debate y reflexión acerca de
temas teológicos y sociales, que no sólo se circunscriben a la realidad cubana
sino también a la del continente Latinoamericano.
Cuba es uno de los pocos
países del mundo que, en menos de 20 años, ha recibido la visita de tres Papas
de la Iglesia Católica, así como la de decenas de líderes mundiales y
dirigentes de diferentes religiones.
Si todo esto no es tener
libertad religiosa ¿cómo se califica entonces?
“Consideramos que se
debe respetar el derecho de los ciudadanos a su creencia, como hay que respetar
su salud, su vida, su libertad y todos los demás derechos. Es decir, considero
que ese es un derecho inalienable del individuo, a su pensamiento filosófico, a
su creencia religiosa, a tenerla o no tenerla….no es una simple cuestión de
táctica política.”[ii]
La libertad religiosa
supone buscar y seguir la verdad, la verdad social, política, incluso esa
verdad profunda de cada individuo pero no significa esa libertad, facultad para
constituir un libre albedrío.
Muchas veces ha estado Cuba
en el punto de mira cuando se trata del tema religión, pero es casi ingenuo
pensar que un pueblo, un país que es soberano y que entiende la Libertad como
su principio guía, no sea libre también religiosamente. Cómo evitar, cómo no
tener en cuenta esa mezcla de creencias que es Cuba, que nos identifica, que
nos hace ser y existir. Sencillamente es imposible.
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