viernes, 6 de junio de 2014

Hillary Clinton: El fin del bloqueo y los cambios en Cuba




Por M. H. Lagarde

Un despacho de AP da cuenta que, en un libro que será publicado la próxima semana, la exsecretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton, exhortó al presidente Barack Obama a que levantara o relajara el "embargo" contra Cuba porque ya no era conveniente para Estados Unidos ni fomentaba el cambio en la isla comunista.

De este modo, la exsecretaria de Estado de la administración Obama y posible candidata a la presidencia de Estados Unidos por el partido demócrata, se pone a la cabeza de la lista de exfuncionarios que en las últimas semanas le han pedido al actual presidente una mejoría de las relaciones con Cuba. Clinton, de paso, deja al descubierto cuáles pueden ser las verdaderas razones que impulsan dicha tendencia. No se trata de una preocupación real por el sufrimiento que el bloqueo le proporciona al pueblo cubano, sino, ante el fracaso del llamado “embargo”, buscar otra forma, una suerte de plan B, para derrocar a la revolución cubana.

Según los extractos de Hard Choices obtenidos por The Associated Press, para Clinton el embargo le ha dado a los líderes comunistas Fidel y Raúl Castro una excusa para no poner en marcha reformas democráticas.

Si se tiene en cuenta que Obama ni siquiera había nacido cuando Estados Unidos decidió rendir por hambre y necesidades de todo tipo a la Isla rebelde, hasta cierto punto es comprensible la ignorancia que algunos altos funcionarios norteamericanos puedan tener sobre el tema del bloqueo a Cuba.

Por lo visto, la exjefa de la diplomacia norteamericana desconoce la existencia de un memorando de 1960 del entonces Subsecretario de Estado Adjunto para los Asuntos Interamericanos, Lester Dewitt Mallory, discutido en una reunión encabezada por el entonces Presidente de los Estados Unidos, donde se afirmaba lo siguiente: “No existe una oposición política efectiva en Cuba; por tanto, el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento, basados en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.

Solo la ignorancia de la justificación del bloqueo puede explicar que la señora Clinton afirme en su libro que: "Desde 1960, Estados Unidos había mantenido un embargo contra la isla con la esperanza de sacar a Castro del poder, pero solo logró darle alguien a quien culpar por los problemas económicos de Cuba".

De la misma carencia intelectual peca Hillary cuando afirma que al pedirle a Obama el fin del embargo, creía que "la mejor manera de llevar el cambio a Cuba sería exponer a su pueblo los valores, la información y las comodidades materiales del mundo exterior".

Por lo visto, la señora Clinton tampoco sabe que la Revolución cubana no surgió de la nada, sino, en buena medida, de un intento anterior de nuestros "amigos" estadounidenses de imponernos sus “valores”.

Tal y como hoy pasa con el bloqueo, el experimento que duró más de medio siglo y que es tristemente recordado en la historia de Cuba como la etapa seudorrepublicana o neocolonial, no resultó y acabó por convertirse en la principal causa del cambio revolucionario de 1959.

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