Mi perra, "Linda", ¿la estrella de la segunda temporada de Cambios en Cuba? |
Como los mercenarios me aburren y las medias me dan calor he pensado seriamente en cerrar el blog, no definitivamente, por supuesto, porque mucha gente de por acá y de por acullá se alegrarían de tal suceso, y yo, a diferencia de García Márquez, la mayoría de las veces, escribo para que mis amigos me odien.
Pero, honestamente, qué más se puede decir de la gira infinita de Yoani Sánchez, la de los dientes hermosos, o de la jefa de las Damas de Blanco que afirma seriamente que a ella “le quiten lo bailao”, o de las genuflexiones del “maravilloso” Fariñas ante la tumba del capo terrorista Mas Canosa.
De hecho, hace ya varios años que este blog viene diciendo –creo que desde el 2009- que todos esos mamarrachos que intentan pasar por la oposición en Cuba son el consuelo con el que han tenido que conformarse los muchachitos de Langley y del Departamento de Estado, para seguir justificando los billetes que les pasan, por debajo de la mesa, los miembros del lobby cubano.
Es probable que en Cuba falten las papas, la ropa de última moda, la Internet, las mandarinas, e incluso, hasta los canisteles, pero sin dudas lo que sí ha producido la revolución, de sobra, es talento. Que la principal potencia mundial, con todos sus misiles y millones de dólares, nada más haya logrado comprar a tan baratos especímenes se puede considerar, incluso, como otro super logro.
Por lo tanto, en los últimos días además de andar por Cubasí, donde la información es sin dudas mucho más rica y variada, he estado meditando en tomarme un receso al estilo de las series norteamericanas. O sea, en una segunda temporada, que después seria tercera, cuarta y hasta el infinito… que a fin de cuentas este blog no tiene paypal, ni yo tarjeta de crédito.
El problema consiste en que no sé si la segunda entrega de Cambios en Cuba estaría dedicada al erotismo en la Isla, a la publicidad del cuentapropismo, a la lucha contra la burocracia o a contar las garrapatas que le quito semanalmente a mi perra, lo cual pudiera, según las tendencias de moda en la blogosfera global, convertirme en una estrella.
La cuestión, desgraciadamente, no es tan fácil de solucionar como el hecho de que las medias me den calor. Desde hace más o menos seis meses solo calzo sandalias.
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