Un cable de la agencia británica Reuters, fechado en Viena, da cuenta del disgusto del embajador norteamericano Glyn Davies, representante estadounidense ante la Agencia Internacional de Energía Atómica, quien rechazó las pretensiones de los países de la comunidad árabe de impulsar una resolución que convoca a Israel a suscribir el Tratado de No Proliferación (TNP) de armas nucleares.
Las razones expuestas por el embajador estadounidense sostienen que apuntar hacia Israel, considerado el único país con arsenal nuclear en la región, podría poner en riesgo una conferencia sugerida por Egipto en el 2012 para discutir la eliminación de las armas de destrucción masiva en Oriente Medio; a la par de que impactaría en las negociaciones de paz recientemente reanudadas entre Israel y los palestinos.
¿Le asiste a la administración norteamericana autoridad moral para sancionar las intenciones de Irán de promover el uso de la energía nuclear con fines pacíficos?
¿Cuándo cesarán las sanciones que se sustentan en políticas de doble rasero?
¿Puede el mundo árabe aspirar a vivir en una región de paz, mientras los Estados Unidos le otorgan una patente de corso a Israel para usar el arma nuclear?
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