lunes, 20 de julio de 2009

Una mirada desde Cuba: 50 años de transición al socialismo

A juzgar por los medios de comunicación cubanos e innumerables conversaciones personales, los cubanos de varias generaciones, especialmente entre los menores de 45 años, anhelan cambios radicales “dentro del socialismo” (puesto que sólo el socialismo puede conservar la Revolución y sus beneficios sociales). Algunos quieren atacar los problemas de la alienación y enfatizan las ideas y el ejemplo de Che Guevara. La mayoría quiere superar la pobreza, reducir las diferencias de clases, introducir más creatividad con un control más directo de los trabajadores o de la comunidad y menos altas políticas estratégicas, en resumen, una transición a nuevas formas de democracia socialista al tiempo que se oxigenan las existentes.(9)
Varias reformas económicas ya están en marcha. Dos ejemplos señalan el dinamismo de la actual transición. El límite del salario que un trabajador puede ganar se ha eliminado como parte del esfuerzo para incrementar la producción y reducir el absentismo laboral. Ha comenzado una reforma agraria que permite el cultivo de tierras públicas por agricultores privados, normalmente cooperativas, a petición de los participantes, con subvenciones a los precios de los cultivos para reducir las importaciones de alimentos y hacer productivas tierras cultivables en desuso, que seguirán siendo de propiedad estatal. Sin embargo, aparecen nuevas complicaciones en el horizonte, entre ellas un potencial flujo considerable de dinero de las familias desplazadas de Estados Unidos que ampliarían la brecha entre los “nuevos ricos” y el resto de la sociedad. Hasta ahora Cuba, posiblemente el único sistema socialista del mundo que sobrevive, pero con los problemas típicos de las sociedades de las pequeñas islas caribeñas, se las ha arreglado para escapar de las tragedias que destruyen a sus vecinos y lograr cambios revolucionarios de considerable magnitud. Su socialismo sui generis ha generado un alto nivel de educación, una población creativa que puede presumir de varios logros reconocidos internacionalmente en vivienda gratuita, educación y sanidad públicas, así como en la ciencia, los deportes, la cultura y el medio ambiente. Es un socialismo que siempre está evolucionando y “auto corrigiéndose”, como en las campañas de rectificación de los años ochenta contra el estilo soviético de influencias estalinistas; el “período especial” tras el declive del comercio con el bloque soviético en los noventa; o la exitosa “Revolución Energética.”(10)
La revolución cubana tiene hondas raíces históricas que impregnan la cultura cubana. Siempre ha sido un proceso complejo basado en realidades como la agresión exterior de EEUU. Continúa su transición hacia un socialismo internacionalista basado en las prácticas cubanas y en los valores desarrollados desde los primeros días de las revueltas de esclavos y la lucha por la independencia nacional, la justicia social, la libertad y la igualdad. Sus ideas orientadoras son las de “la ética” y el” amor” —la lucha por crear un fundamento moral caracterizado por la solidaridad humana y el amor a los demás. Por eso los nombres familiares cubanos incluyen a figuras históricas como Hatuey, Céspedes, Maceo, Martí y Mella.(11)
Una clave del éxito de la Revolución ha sido su internacionalismo. Martí, Fidel, Raúl y Che, como León Trotsky, siempre afirmaban que ninguna revolución sobrevive si se limita a un solo país. El renovado internacionalismo de Cuba también está históricamente arraigado en la cultura popular, marcada por nombres como Máximo Gómez y Che Guevara.(12) El soldado poeta y revolucionario Martí en las décadas de los 80 y 90 del siglo XIX, proclamo la lucha contra el imperialismo y llamó a la unión latinoamericana para enfrentarse a él. Al conceptualizar una utopía basada en principios éticos, Martí insistió en que “Patriotismo es humanidad” y “Patriotismo no es nada más que amor.”
Martí forjó un partido político unificado porque entendía que era necesario, junto con la lucha armada, para lograr las metas revolucionarias. Esta es la herencia que hoy continúa guiando la transición de Cuba. Durante los difíciles tiempos económicos de los noventa, en lugar de volverse hacia adentro, Cuba expandió su internacionalismo enviando más médicos, maestros y otros profesionales a países necesitados, un generoso movimiento que —junto con la ética básica de la Revolución— ayudó a salvar el socialismo de la isla. En 2004, junto con Venezuela, Cuba lanzó el ALBA —la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe— un modelo de comercio de solidaridad humana. Hoy, el ALBA se extiende vigorosamente por toda la región mientras el mundo capitalista se debate en un estado de semi bancarrota.› Leer Más

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