No debo pasar por alto las recientes declaraciones de la ex embajadora Vicki Huddleston, quien dirigió la Sección de Intereses en La Habana entre 1999 y el 2002.
Según afirma El Nuevo Herald en su edición del sábado la señora Huddleston aseguró en una conferencia entre diplomáticos norteamericanos y expertos en asuntos cubanos, organizada por la Universidad de Miami (UM).más o menos lo siguiente:
"Estados Unidos debe abandonar sus esfuerzos por lograr un cambio de régimen en Cuba y asumir una política "respetuosa que acepte la realidad'' de la isla."
"Es el tiempo de dejar a un lado la idea de cambiar el régimen, lo hemos intentado durante 50 años y no hemos tenido éxito''.
"Si tenemos una política respetuosa que acepte la realidad, entonces Cuba no puede utilizar ningún pretexto para no dar libertades''.
Por lo visto la antigua diplomática ha estado meditando mucho desde que funge como investigadora de Brookings Institution, un instituto conservador de inteligencia.
Para quienes ya no la recuerdan, cosa que no es de extrañar si se tiene en cuenta que este tipo de personaje están condenados de antemano al olvido, la Vicki es la misma que durante su estadía en La Habana se convirtió en repartidora de radiecitos que los cubanos, más que usarlo en para que se lo entregaban: escuchar la inaudible Radio Martí,le dieron usos más apropiados como tenerlos a mano en caso de huracanes y otras perentorias necesidades.
La Vicki jugó también un papel importante en todo aquel invento de la llamada "disidencia" cubana a quien sufragaba y le daba orientaciones desde la sede de la SINA, así como de las llamadas bibliotecas independientes de las que por cierto ya nadie tampoco se acuerda. Me pregunto si le mandarán una nota de protesta al gobierno de Estados Unidos para que los mencionen en la radio silenciosa.
En fin, que es una persona que sabe lo que habla cuando se trata de perder el tiempo agrediendo a la revolución cubana. Ella lo perdió y bastante. Quizás por eso la mandaron a estudiar al tal instituto, en donde, como ya dijimos, parece que la Vicki empezó a meditar.
Ya en marzo del año pasado en un artículo publicado por el Herald una de sus meditaciones aseguraba que si "pudiera tratar con Cuba - no como un asunto de política doméstica, sino como entre dos estados soberanos -entonces reanudaríamos relaciones diplomáticas oficiales con el intercambio de embajadores y comenzaríamos, nuevamente, a conversar sobre asuntos que afectan el bienestar y la seguridad de ambos países, es decir, migración, anti-narcóticos, salud y medio ambiente."
Y agregaba la Vicki sobre el motivo de sus bien intencionadas meditaciones:
"Mientras más nos tardemos, más posibilidades habrá de que los nuevos líderes cubanos se las arreglen sin nosotros. Dentro de tres o cinco años, Cuba, con la ayuda de inversionistas externos, habrá explotado el petróleo en aguas profundas y el etanol de caña de azúcar, agregando billones a sus ingresos anuales, convirtiendo a la isla en exportador de energía".
Como el lector se dará cuenta la Vicki en estos últimos años que ha pasado en la academia debe haber estado leyendo mucho sobre aquello de la fruta madura y demás delirios imperiales. Si John Quincy Adams viviera probablemente la acusaba de plagio por oportunista.
A su favor podemos decir que, en todos estos años de hondas meditaciones, alguna inteligencia le ha dejado el instituto, por lo menos la ex embajadora se ha dado cuenta que ni los Rough Riders de Roosevelt, ni los radiecitos portátiles, sirven de mucho para madurar nada en la isla.
Ahora a la cubanóloga solo le quedaría comprender que su meditada reconciliación nada tiene de original. La política del buen vecino también tiene su Copyright.
Nota del Autor:
Según afirma El Nuevo Herald en su edición del sábado la señora Huddleston aseguró en una conferencia entre diplomáticos norteamericanos y expertos en asuntos cubanos, organizada por la Universidad de Miami (UM).más o menos lo siguiente:
"Estados Unidos debe abandonar sus esfuerzos por lograr un cambio de régimen en Cuba y asumir una política "respetuosa que acepte la realidad'' de la isla."
"Es el tiempo de dejar a un lado la idea de cambiar el régimen, lo hemos intentado durante 50 años y no hemos tenido éxito''.
"Si tenemos una política respetuosa que acepte la realidad, entonces Cuba no puede utilizar ningún pretexto para no dar libertades''.
Por lo visto la antigua diplomática ha estado meditando mucho desde que funge como investigadora de Brookings Institution, un instituto conservador de inteligencia.
Para quienes ya no la recuerdan, cosa que no es de extrañar si se tiene en cuenta que este tipo de personaje están condenados de antemano al olvido, la Vicki es la misma que durante su estadía en La Habana se convirtió en repartidora de radiecitos que los cubanos, más que usarlo en para que se lo entregaban: escuchar la inaudible Radio Martí,le dieron usos más apropiados como tenerlos a mano en caso de huracanes y otras perentorias necesidades.
La Vicki jugó también un papel importante en todo aquel invento de la llamada "disidencia" cubana a quien sufragaba y le daba orientaciones desde la sede de la SINA, así como de las llamadas bibliotecas independientes de las que por cierto ya nadie tampoco se acuerda. Me pregunto si le mandarán una nota de protesta al gobierno de Estados Unidos para que los mencionen en la radio silenciosa.
En fin, que es una persona que sabe lo que habla cuando se trata de perder el tiempo agrediendo a la revolución cubana. Ella lo perdió y bastante. Quizás por eso la mandaron a estudiar al tal instituto, en donde, como ya dijimos, parece que la Vicki empezó a meditar.
Ya en marzo del año pasado en un artículo publicado por el Herald una de sus meditaciones aseguraba que si "pudiera tratar con Cuba - no como un asunto de política doméstica, sino como entre dos estados soberanos -entonces reanudaríamos relaciones diplomáticas oficiales con el intercambio de embajadores y comenzaríamos, nuevamente, a conversar sobre asuntos que afectan el bienestar y la seguridad de ambos países, es decir, migración, anti-narcóticos, salud y medio ambiente."
Y agregaba la Vicki sobre el motivo de sus bien intencionadas meditaciones:
"Mientras más nos tardemos, más posibilidades habrá de que los nuevos líderes cubanos se las arreglen sin nosotros. Dentro de tres o cinco años, Cuba, con la ayuda de inversionistas externos, habrá explotado el petróleo en aguas profundas y el etanol de caña de azúcar, agregando billones a sus ingresos anuales, convirtiendo a la isla en exportador de energía".
Como el lector se dará cuenta la Vicki en estos últimos años que ha pasado en la academia debe haber estado leyendo mucho sobre aquello de la fruta madura y demás delirios imperiales. Si John Quincy Adams viviera probablemente la acusaba de plagio por oportunista.
A su favor podemos decir que, en todos estos años de hondas meditaciones, alguna inteligencia le ha dejado el instituto, por lo menos la ex embajadora se ha dado cuenta que ni los Rough Riders de Roosevelt, ni los radiecitos portátiles, sirven de mucho para madurar nada en la isla.
Ahora a la cubanóloga solo le quedaría comprender que su meditada reconciliación nada tiene de original. La política del buen vecino también tiene su Copyright.
Nota del Autor:
La Política del Buen Vecino. El incremento del movimiento revolucionario y la oposición cada vez más generalizada a la tiranía machadista evidenciaban que ésta tenía contado sus días en el poder por lo que, el gobierno norteamericano decidió intervenir directamente en Cuba aunque con una nueva modalidad, es decir, sin ampararse en la odiada Enmienda Platt ya que la política de intervención militar en los asuntos internos de otros países, era repudiada por los pueblos latinoamericanos. Debido a esta cuestión fue que los norteamericanos aplicaron una nueva variante de intervencionismo o injerencismo que se conoció con el nombre de "POLITICA DEL BUEN VECINO" a través de la cual, los norteamericanos trataban de interferir en los asuntos internos de los países latinoamericanos mediando entre las fuerzas que estuvieran en pugna, buscandosiempre que las ventajas fueran para los gobiernos oligárquicos y así impedir a toda costa el triunfo revolucionario.En el mes de abril de 1933 fue enviado a La Habana un nuevo embajador yanqui llamado Benjamín Sumner Welles con el objetivo de mediar entre la oposición burguesa y el tirano Machado para buscar una solución que impidiera el triunfo de una revolución agraria, popular, democrática y antimperialista.La gestión de Sumner Welles fue apoyada por los partidos burgueses tradicionales de oposición (Conservador y Popular) así como por el ABC mientras que no fue apoyada por el Partido Comunista, la CNOC, el Ala Izquierda Estudiantil y la Unión Revolucionaria de Guiteras.
Diplomática pide cambio drástico hacia Cuba > El Nuevo Herald
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