-Artistas que gritan a voz en cuello que Trump es su presidente y cuyas "valiosas" obras consisten mancillar símbolos patrios y en carteles que piden el fin de la dictadura y el cambio de régimen.
-Pacifistas que buscan provocar tumultos, disturbios y violencia o escriben plebeyas cartas para justicar una intervención militar de EEUU en Cuba.
-Originales mercenarios que, en vez de cocineros, ahora vienen de periodistas.
-Dialogueros del chantaje que imponen condiciones y ultimatums que no distinguen entre la libertad de expresión y la de subversión.
-Pobres "indigentes" que se pasean de vez en cuando por La Habana en el auto del Encargado de Negocios de turno de la Embajada de Estados Unidos en La Habana.
-Influencers, que cuando vivían en Cuba jamás dijeron "ni esta boca es mía", y ahora cuentan con una valentía de noventa millas de distancia.
-Redes antisociales que vomitan frustración y odio.
-En fin, miserables oportunistas que aprovechan la intensidad del bloqueo y el contexto de una pandemia para lograr, a cambio de un puñado de dólares, un derramamiento de sangre entre cubanos. (MHL)
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