miércoles, 29 de junio de 2011
Stonewall, su legado histórico
Por Alberto Roque Guerra
El 28 de junio de 1969 ha sido considerado mundialmente como un día histórico en la lucha por el reconocimiento de los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros.
El bar Stonewall Inn., ubicado en la calle Christopher del Greenwich Village de la Ciudad de Nueva York, fue el epicentro de una de una enconada protesta de jóvenes homosexuales y transgéneros contra la represión policial. Una mirada a este hecho desde nuestros días nos permite apreciar su justo significado en el largo proceso de estas luchas en el mundo, que comenzaron con acciones individuales a finales del siglo XIX y continúan vigentes en la actualidad.
El lugar de los hechos y su tradición de resistencia
Greenwich Village se caracterizó desde su fundación por ser un barrio bohemio y rebelde. En tiempos de dominación holandesa, cuando Nueva York era Nuevo Ámsterdam, los primeros habitantes de la villa se enfrentaron violentamente a las autoridades, en contra de la transformación del trazado de sus calles que permitiera el tráfico de carruajes que invadían poco a poco la ciudad.
Hacia la segunda mitad de los años 60, la calle Christopher llegó a ser un sitio tan frecuentado por personas gay que muchos creían que Gay Street, nombre de una calle ubicada en ese barrio, obedecía a este motivo. Sin embargo, el origen del nombre provenía de 1834, cuando Sydney Howard Gay lideró con éxito una protesta contra la instalación de la infraestructura para trenes elevados en la ciudad.
Stonewall era un negocio de la mafia neoyorkina. El espacio devino casa del té durante la Ley seca y la afluencia de artistas, intelectuales y hombres gays le hizo ganar notoriedad, hasta convertirse en el restaurante Bonnie´s StoneWall Inn en los años 40.
Homofobia a la American way
En 1967 Stonewall Inn. devino bar gay, década en que se produjeron dinámicos cambios sociales y políticos en los Estados Unidos. Los sesenta significaron el renacer del movimiento de las mujeres, la revolución sexual y la expansión del movimiento por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam.
En ese contexto las personas gays, lesbianas y transgéneros eran víctimas de una profunda discriminación y una cruel persecución policial. Las leyes que penalizaban la homosexualidad y las prácticas de terapias reparativas por la medicina eran la norma.
David Carter (2004) en su libro “Stonewall, las protestas que encendieron la revolución gay” manifiesta que, en 1961 las leyes que penalizaban la homosexualidad en Estados Unidos eran más duras que las aplicadas en Cuba, Rusia o Alemania del Este, países usualmente criticados por el gobierno estadounidense por sus “métodos despóticos” (1)
En tiempos de la administración de Eisenhower, la Orden Ejecutiva 10450 consideraba a la perversión sexual como causa de investigación gubernamental y de despidos. El Macartismo estimuló el endurecimiento de las leyes contra la homosexualidad y los puritanos de la extrema derecha centraban sus histéricos ataques hacia el abuso infantil como vicio de la homosexualidad.
El espectro del estigma se ampliaba en consecuencia a otras cualidades negativas relacionadas con la ideología, llegando a relacionar la homosexualidad con el comunismo.
La aplicación de electroshocks, terapia farmacológica, castración y lobotomías en Clínicas de Internamiento Psiquiátrico estaban amparados por el delito de sodomía consensual en la ley de 1941 en muchos estados de la unión.
La persecución policial hacia las personas gays y transgéneros estaba a la orden del día. Los bares gays y los sitios de encuentro público eran objeto de redadas policiales. Hacia 1966, alrededor de 100 hombres gays eran arrestados cada semana por solicitar sexo homosexual. El cuerpo de policía de Nueva York tenía la orden de arrestar a toda persona que usara al menos tres prendas de vestuario que no fuese apropiado para su sexo.
Resistencia y activismo político
Aun cuando los sucesos de Stonewall se han universalizado como el nacimiento del Movimiento de Liberación Homosexual, y se ha reconocido como la fecha que conmemora el orgullo gay, el movimiento de resistencia por los derechos de las personas homosexuales había comenzado desde hacía buen tiempo.
En 1950 se funda en la ciudad de Los Ángeles la Sociedad Mattachine. Su fundador, Harry Hay, era miembro del Partido Comunista de los Estados Unidos. La mencionada sociedad se autodenominó movimiento homófilo y en muy poco tiempo tuvo alcance nacional. Sus objetivos se centraban en cohesionar a las personas gays, educarlas y pasar posteriormente a las acciones políticas.
Sus miembros consideraban que podían eliminar la discriminación y el prejuicio hacia las personas homosexuales mediante la educación sobre la homosexualidad en términos exactos y científicos. Lo anterior chocaba con la percepción de la población y muchos de los argumentos que se esgrimían en las campañas educativas eran aportados por la Psiquiatría y la Psicología, los supuestos expertos sobre homosexualidad. Los nuevos líderes consideraron que el movimiento había perdido su visión política.
Es justo reconocer que los primeros intentos de legitimar a nivel internacional a las personas homosexuales, proviene desde los inicios mismos del uso del término homosexual. El escritor austro-húngaro Karl Maria Kertbeny, fue quien usó el término por primera vez en 1869, y la consideraba como una condición innata al ser humano. Sostenía que las leyes que penalizaban la homosexualidad eran contrarias a los derechos del hombre y que los actos sexuales privados libremente consentidos no debían tener relevancia penal.
Afínales del siglo XIX, el alemán Magnus Hirschfeld fue aún más lejos, al crear un grupo de activismo por los derechos de los homosexuales y abogar por la disolución de la ley 175 que condenaba la homosexualidad en el Código Penal alemán. También fue un destacado investigador en Sexología a quien el fascismo truncó su carrera y su activismo político.
Frente de Liberación Homosexual: la chispa de Stonewall
La persecución y acoso policial en Christopher Street desencadenó una violenta protesta frente al Bar Stonewall. Durante tres noches, gays y transgéneros resistieron la fuerte represión de la policía neoyorquina. Los colectivos homosexuales se unieron a los miembros de la Sociedad Mattachine, tomaron las calles de la ciudad y formaron una nueva entidad política: el Frente de Liberación Homosexual (FLH).
El FLH toma su nombre como homenaje al Frente de Liberación Nacional durante la guerra del Estados Unidos en Vietnam. Se autodefinía como un grupo revolucionario. Resulta interesante el fragmento de la siguiente declaración:
Somos un grupo homosexual revolucionario, de hombres y mujeres, con la conciencia de que no se puede lograr una total liberación sexual a menos que se supriman las instituciones sociales existentes. Rechazamos los intentos de la sociedad de imponernos roles sexuales y definiciones a nuestra naturaleza (…) Nos identificamos con todos los oprimidos: la lucha del pueblo vietnamita, de los negros, los trabajadores (…) con todos aquellos que son oprimidos por esta podrida, sucia, vil y jodida conspiración capitalista.
Lamentablemente, el frente vio frustrado sus objetivos fundacionales, que fueron revindicados con el surgimiento del Sida a comienzo de la década de los 80. La adquisición de poder económico de los hombres gay y la exclusión de las lesbianas de las lesbianas feministas radicales y de las personas trans fragmentaron el movimiento. Las marchas por el Orgullo gay perdieron su significado político, contaminadas por intereses comerciales.
Lo anterior conllevó al surgimiento de otro frente de resistencia a comienzos de la década de 1990: el movimiento Queer. Pero ese sería tema para otro artículo.
Para las y los activistas de las redes sociales del CENESEX, para toda aquella persona que realice activismo de manera individual, así como a la población en general, es fundamental conocer el legado histórico de Stonewall y del movimiento internacional por los derechos de las personas LGBT. Trabajemos de conjunto por el reconocimiento de nuestros derechos, con nuestras propias ideas e iniciativas, sin presiones ni interferencias y en apego a nuestra legítima soberanía. (28/06/2011)
Nota:
(1) Carter D. (2004). Stonewall, the riots that sparked the gay revolution, St. Martin´s Griffin, New York, p.16
Bibliografías consultadas:
1. Carter D. (2004). Stonewall, the riots that sparked the gay revolution, St. Martin´s Griffin, New York, p.16
2. Herzer, Jean Claude. «Homosexual Studies and Politics in the 19th Century: Karl Maria Kertbeny .» Journal of Homosexuality 19, nº 1 (1990).
3. James D. Steakley. The Early Homosexual Emancipation Movement in Germany. (1975).
4. John Lauritsen and David Thorstad. The Early Homosexual Rights Movement, 1864-1935. (Second Edition revised).
5. Molly McGarry, Fred Wasswerman. Becoming visible, an illustrated history of lesbian and gay life in twenty century America. Nueva York: Penguin Studio, The New York Public Library, 1998
6. Manfred Herzer, Kertbeny and the nameless love, Journal of homosexuality, XII 1985, fascicolo 1, pp. 1-26.
› Palabras de Alberto Roque, coordinador del grupo Hombres por la Diversidad.
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