miércoles, 3 de junio de 2020

Trump, Twitter, la VOA y el cuento yanqui de la libertad de expresión



Por M. H. Lagarde

El gran dictador del país supuestamente más democrático del mundo, Donald Trump, acaba de acusar a la red social Twitter de interferir en las elecciones presidenciales de EE.UU. Según afirmó, la red social que suele usar como tribuna para lanzar insultos y disparates está dañando la libertad de expresión, algo que él, en su condición de presidente, no permitirá que suceda.
La furia de Trump contra Twitter se desencadenó luego de que la empresa incluyera uno de sus tuits en la nueva política de verificación de información engañosa de mensajes virales. 
En el mensaje marcado por Twitter con la etiqueta de advertencia "Obtén los hechos sobre el voto por correo", Trump afirmó que las papeletas de votación por ese medio no eran confiables en absoluto.
En respuesta al gobernador de California, Gavin Newsom, que había anunciado días antes un plan para votar por correo en las elecciones del 3 de noviembre, decisión contra la que el Comité Nacional Republicano ya había presentado una demanda, el actual inquilino de la Casa Blanca aseguró en Twitter que:
"NO HAY FORMA (¡CERO!) de que las papeletas por correo sean nada menos que sustancialmente fraudulentas. Los buzones serán robados, las papeletas serán falsificadas e incluso impresas ilegalmente y firmadas de manera fraudulenta". 
El episodio de Twitter, sin embargo, es solo la última expresión del pánico que le provoca al megalómano presidente una presunta derrota en las elecciones de noviembre.
Con 100 mil muertos sobre sus espaldas y cerca de 40 millones de desempleados, víctimas de su mal manejo de la pandemia de la Covid-19, el sociópata de la Casa Blanca no ha podido reprimir su instinto dictatorial ante cualquier afirmación que ponga en juego su reelección.
El pasado 16 de mayo, el presidente publicó en Twitter que se debían cerrar las cuentas, en las redes sociales de Facebook, Instagram, Twitter y Google, de todos los usuarios con posiciones de izquierda, pues según afirmó: “La izquierda radical ha tomado el poder sobre las principales redes sociales y mi gobierno está tomando medidas al respecto”, algo que ya ha reiterado en ocasiones anteriores.
Pero el colmo de la paranoia imperial llegó a su clímax cuando, hace apenas una semana, la emprendió nada menos que contra la Voz de América, la institución creada durante la Segunda Guerra Mundial para transmitir noticias "independientes" y promover los valores estadounidenses en el mundo.
Según la agencia AP: "Los conservadores están furiosos con la cobertura de VOA sobre el manejo que hizo China de la pandemia del coronavirus, un tema de gran importancia para Trump, que no pierde oportunidad de criticar a las autoridades chinas por el brote y desviar las críticas a la respuesta de su gobierno en momentos en que entra en calor la campaña para las elecciones de noviembre".
Para Trump y sus aliados, la VOA —que integra la Agencia de Medios Globales junto a otros medios como Radio Libre Asia, Radio Libre Europa/Radio Libertad y la Radio Martí, que se enfoca en Cuba— forma parte de un “estado profundo” que trata de obstaculizar su gestión. 
La persecución contra la institución gubernamental se desató después de que el asesor de Comunicaciones de Trump, Dan Scavino, reprodujera un artículo de esa emisora sobre China en su cuenta oficial de Twitter con el comentario: “¡los contribuyentes estadounidenses pagan por la propaganda china a través de Voz de América, que es financiada por el gobierno! ¡UNA VERGÜENZA!”.
La información de marras, a la que días después Trump catalogó como “vergonzosa”, simplemente había cometido el inadmisible pecado de informar "en nombre de regímenes autoritarios” acerca del levantamiento de la cuarentena en la ciudad china de Wuhan. 

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