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sábado, 4 de enero de 2020
Gente de Zona, el bloqueo y el cacareo histérico de Miami
Por M. H. Lagarde
El dúo cubano de reguetón Gente de Zona se ha convertido en la última víctima de la intolerancia neofascista que, durante décadas, ha marcado el ritmo de la política de terrorismo cultural en Miami.
Hace una semana, el alcalde de Miami, Francis Suárez, pidió que se excluyera a los músicos cubanos de la lista de participantes en el tradicional concierto de fin de año que organiza el reguetonero Pitbull en la ciudad de Miami.
Según Suárez aseguró al diario El Nuevo Herald, le había pedido a los organizadores que «analizaran la participación de estos artistas y el historial que tiene Gente de Zona con el régimen cubano (...)».
En realidad, las razones expuestas por el alcalde de turno para censurar a los artistas no son más que falsos pretextos para seguir a pie juntillas la política de bloqueo contra Cuba arreciada por la administración Trump.
En un memorando firmado por el Presidente y enviado al Departamento de Estado a principios de noviembre pasado, se daba a conocer que «Estados Unidos no proporcionará asistencia no humanitaria ni relacionada con el comercio, ni permitirá que los funcionarios o empleados de los gobiernos de Cuba, la República Popular Democrática de Corea, Siria y Rusia participen en programas de intercambio educativo y cultural para el año fiscal 2020».
Llama la atención que durante el llamado deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en la era Obama, los terroristas culturales de Miami no se hayan percatado del «historial que tiene Gente de Zona con el régimen cubano». Por aquellos años, incluso, el ahora censurado dúo fue premiado hasta con las llaves de la ciudad de Miami.
La nueva política de Trump respecto al llamado «intercambio cultural», sin embargo, no puede estar más a tono con el espíritu intolerante de la mafia anticubana respecto a los artistas de la Isla. Miami, la ciudad del odio, se ha destacado «culturalmente» por la quema de cuadros, amenaza de bombas en conciertos, aplastamientos de discos y actos de repudio contra todo aquel que no reniegue, en la tierra de la «libertad», de sus raíces y su patria.
Además de a Gente de Zona, la campaña contra los artistas cubanos desatada en las redes sociales por los epígonos de los Pérez Roura y Ninoska Pérez, ahora disfrazados de payasos en Youtube, ha colocado en el blanco de sus pedestres infamias a otros artistas como El Micha y la cantante Haila María Mompié. Al primero lo excluyeron el pasado noviembre de un concierto del Día de Acción de Gracias y a la segunda, por el mismo retardo mental del alcalde de Miami, se le declaró persona non grata.
La máquina de fango desatada contra los artistas cubanos por los nuevos voceros de la mafia, más que contra ellos, está dirigida contra todo el pueblo cubano. Es la justificación mediática de otra de las variantes del bloqueo.
Para nadie es un secreto que, como dijo El Nuevo Herald en su anuncio del memorando anticultural de Trump: «El intercambio cultural entre Cuba y EE.UU. ha sido blanco de duras críticas por parte de sectores del exilio cubano que consideran que es una vía de entrada de divisas al Gobierno de la isla». Todo lo demás es cacareo histérico.
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