Por Hatuey
Yoani ha confesado que duda, que vive de la duda, que cobra por hacer que la gente dude. Sin embargo, de manera incomprensible, se molesta, se muestra ofendida, cuando no pocos dudan de la legitimidad de sus dudosos premios, que de manera muy oportuna engrosan su no dudosa acaudalada arca.
Amigos que la conocen bien, dicen que ella es capaz de hacer dudar a sus patrones que la enseñanza preuniversitaria en Cuba dejó de ser gratuita y convencerlos que requiere de más dineros para sufragar el costo de la enseñanza de su hijo Teo.
Sus seguidores sostienen que ella ha logrado reformular el discurso de la Duda Metódica de Renato Descartes, quien hubo de sentenciar: "Dudo, luego existo".
El aporte a las ciencias filosóficas que se le atribuye ahora a Yoani, es que se le considera una auténtica innovadora. Desde su percepción ontológica del cibermercenarismo, ella ha logrado contextualizar al Siglo XXI el sentido de la Duda Cartesiana: "Dudo, luego cobro, entonces solo así, me doy cuenta que existo".
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