Londres, 29 ago (EFE).- El ex ministro británico de Asuntos Exteriores David Miliband reconoce en una entrevista que a partir de 2002 hubo malos tratos por parte de EEUU a los detenidos en la llamada guerra contra el terrorismo, pero asegura que el Reino Unido no fue consciente hasta tiempo después.
"Los hechos son que se hicieron cosas malas por parte de los estadounidenses después de 2002 y no se lo dijeron a nadie", dice Miliband en una entrevista que publica hoy "The Independent".
El ex ministro, que es ahora uno de los principales candidatos para hacerse con el liderazgo del Partido Laborista tras la derrota en las elecciones de mayo pasado, asegura que tuvo que pasar un tiempo para que las evidencias mostraran la realidad.
"Lentamente, las piezas del puzzle empezaron a juntarse y cuando estuvieron juntas el Gobierno británico actuó", señala Miliband, que durante sus tres años como ministro de Exteriores fue criticado por tratar de impedir que se publicaran documentos en relación con el maltrato sufrido en Guantánamo por un ciudadano británico.
Miliband perdió su batalla frente a los tribunales británicos, que dieron luz verde a la publicación de informes de los servicios de inteligencia de EEUU que dejaban de manifiesto los malos tratos sufridos por Binyam Mohamed, detenido en Pakistán en abril de 2002.
El entonces ministro aceptó facilitar esos documentos a la defensa de Mohamed, que había sido entregado a las autoridades británicas, pero no quiso que se convirtieran en públicos porque, según dice en la entrevista, "no eran nuestros documentos".
Las organizaciones de defensa de los derechos civiles criticaron con dureza a Miliband y le acusaron de tratar de proteger al ex primer ministro Tony Blair, su mentor político, y a su antecesor en el cargo, Jack Straw, para que no quedara en evidencia que conocían que un ciudadano británico estaba siendo torturado en Guantánamo.
El que fuera secretario del Foreign Office entre 2007 y 2010 reconoce que se podía haber actuado más rápido para hacer frente a las acusaciones y sospechas sobre torturas a detenidos, pero que la necesidad de actuar conforme a la ley no lo hizo posible.
Miliband defiende su gestión como ministro y asegura que actuó tratando de encontrar un equilibro "entre la defensa de la seguridad de la nación y el mantenimiento de los valores de la nación".
"La decisión más difícil que puedes tomar en el Gobierno es descartar una iniciativa sobre la base de que puede haber un riesgo sustancial contra los derechos humanos fuera de tus fronteras, sabiendo que descartándola estás perdiendo la oportunidad de hacer algo para mejorar la seguridad de tu gente", explica.
El Gobierno quiere aprovechar este tema para socavar la credibilidad de Miliband, que apoyó la guerra de Irak, ante la posibilidad de que se convierta en el nuevo jefe de la oposición.
El primer ministro, el conservador David Cameron, anunció una investigación judicial sobre la implicación del Reino Unido en la tortura de británicos entregados a EEUU, y el Partido Liberal Demócrata, que forma parte del Gobierno, abordará esta cuestión durante el Congreso anual que celebrará en septiembre.
Los liberaldemócratas, la única fuerza parlamentaria que se opuso a la guerra de Irak, acusan a los laboristas de haber respaldado desde el Gobierno a la administración estadounidense de George W.
Bush en sus abusos de los derechos humanos, lo que incluyó "desapariciones forzosas, entrega de presos y torturas". EFE
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