Por El Habanero
Ante la barbarie cometida contra el hermano pueblo hondureño se alzan voces en todo el mundo. Es CASI UNÁNIME la condena a los golpistas y el reclamo del inmediato e incondicional restablecimiento del presidente Zelaya al frente de su gobierno.
Pero ¿escribí CASI UNÁNIME?, si. Por increíble que parezca, no todos los gobiernos han condenado el artero golpe. Al parecer las “tradiciones” pueden más que el “cambio”, y hay un gobierno que no se ha pronunciado en contra del Golpe de Estado. ¿Cuál es el Gobierno del que estamos hablando? “Casualmente” del Gobierno de los Estados Unidos”.
En Abril de 2002, cuando la intentona de golpe de estado en Venezuela, el gobierno de W se apresuró a reconocer al “gobierno” golpista de Pedro “el breve”. El gobierno norteamericano esta vez no ha legitimado a los golpistas, pero sus pronunciamientos al respecto han sido ambiguos. Obama se ha limitado a mostrar “preocupación” por “lo sucedido” (en vez de CONDENA, RECHAZO o REPUDIO al GOLPE DE ESTADO, como corresponde). Dice además que está dispuesto a trabajar con el “orden democrático” del país (otra ambivalencia, teniendo en cuenta que los golpistas se autotitulan democráticos). En fin, que utilizando un lenguaje de medias tintas y pañitos tibios (como para quedar bien con dios y con el diablo), no ha sido tan obvio como su predecesor en el 2002, pero tampoco ha tomado partido a favor de la restitución inmediata de Zelaya, lo que unido a informaciones sobre contactos del embajador norteamericano en Honduras con la Corte Suprema y la cúpula militar de ese país en los días previos, hacen pensar que tal vez este golpe de estado, como todos los anteriores en América Latina, fue orquestado por Estados Unidos, o al menos cuenta con la anuencia de su gobierno.
Pero creo que serían muy tontos quienes pensaran que un Golpe de Estado de esa magnitud, pudiera sostenerse. El guión seguido ha sido muy similar al orquestado en abril de 2002 en Venezuela. ¿Por qué los resultados serían distintos? ¿Será que alguien creyó que America Latina aceptaría lo sucedido como algo normal? ¿Habría dudado alguien de la inmediata reacción de los gobiernos de una región con un despertar generalizado de la conciencia política? ¿Pretendería alguien que los latinoamericanos permitiéramos que emergieran otra vez las dictaduras militares? Habría que ser muy tonto, y no creo que los “guionistas” del golpe lo sean.
Ante la reacción inmediata y contundente de los países latinoamericanos, no cabe duda de que el gobierno constitucional de Zelaya será restituido. De lo contrario se sentaría un precedente demasiado peligroso para nuestra región, cosa que no estamos dispuestos a permitir. Por si fuera poco, no cesan las voces en el mundo exigiendo el reestablecimiento del orden, condenando y repudiando el golpe de estado y llamando a las cosas por su nombre. Incluso la Unión Europea y la OEA se han sumado a ese reclamo.
Pero no podemos permitir que la cortina de humo nos ciegue. La restitución del Presidente Manuel Zelaya Rosales en su puesto, cuando se produzca, nos llenará de satisfacción. Habrá triunfado la justicia, se habrá impedido una vez más que las botas militares pisoteen los derechos de un pueblo hermano, pero ¿la cosa puede quedarse ahí?, DE NIGUNA MANERA.
El Golpe de Estado va más allá de una prueba de fuerzas que se sabe desde un inicio que tiene pocas posibilidades de sostenerse. El verdadero objetivo es IMPEDIR LA CONSULTA POPULAR PROMOVIDA POR ZELAYA COMO PASO PREVIO A UNA FUTURA MODIFICACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN HONDUREÑA. A nuestro juicio, con sólo seis meses restantes de mandato del Presidente, no sería inteligente llevar a cabo una acción de esa magnitud si no tuviera segundas intenciones.
Es por eso que la restitución inmediata e incondicional del Presidente Manuel Zelaya Rosales debe ser sólo el primer paso. Acto seguido deben acometerse las acciones pertinentes para realizar la consulta popular, sin olvidar que todo el peso de la Ley debe caer sobre los golpistas. El renunciar a la consulta popular no haría más que conceder a los golpistas que se cumplan en parte sus objetivos, sería silenciar la voz del pueblo, que dejaría pasar su oportunidad de cambiar su destino según sea su voluntad. El dejar impunes a los golpistas, sentaría también un peligroso precedente para que las oligarquías de otros países traten de imitar el mal ejemplo, por el aquello de que “a lo mejor les sale bien”.
El mundo entero apoya el regreso del Presidente Zelaya. El mundo entero debe también apoyarlo para que se realice la consulta y se juzgue a los perpetradores de la intentona. No podemos permitir que los golpistas se salgan con la suya, ni que logren los objetivos “secundarios” del Golpe de Estado, ni que su vandálica actuación quede impune.
No hay comentarios:
Publicar un comentario