Si alguien aun lo dudaba, ahora no tendrá mucho de donde asirse, y ojalá esté equivocado: el cambio prometido por el presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, no incluye a la ética de su antecesor y de algunos otros.
Acabo de leer un cable de la AP que da cuenta de que el ¨prometedor¨ estadista norteamericano reclamó la libertad de los ¨presos políticos en la isla para que puedan participar plenamente en un futuro democrático en Cuba".
Claro, se refiere a cinco ¨disidentes¨ cubanos, es decir, cinco de los empleados de la Casa Blanca que desde dentro de su patria se ganan la vida besando ¨democráticamente¨ la mano del gigante norteño.
No puede ocultar la arrogancia característica de no pocos predecesores y se lanza a escoger un modelo de democracia para Cuba, por supuesto, distinto del que los cubanos preferimos y defendemos, porque es nuestro, acentado en nuestra propia historia y experiencias, refrendado en la Constitución de la República, basada, como quiso José Martí, en ¨el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre´.
El respetable señor Obama, negro y demócrata, sigue el trillado camino del blanco y republicano George Bush junior, ¨distinguido¨ por ser el mayor terrorista de estado después de Adolfo Hitler, el menos instruido, el más paranoico, el más agresivo y el más impopular de los jefes de la oficina oval.› Leer Más
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