jueves, 26 de febrero de 2009

Cubanos satisfechos con cambio de política de viajes a la isla

Lo que menos le gusta de su trabajo a Lis Prado es tener que decirle que no a los cubanos que desean visitar a sus padres enfermos, a los que quieren asistir a un funeral en la isla, a los que ansían acompañar a un ser querido en su lecho después de un accidente.
"Nos sentimos como el malo de la película porque tenemos que decirles que no", expresó la agente de viajes de la firma Arenas Blancas International Service.
Pronto eso podría cambiar. Se espera que la Cámara de Representantes apruebe esta semana un proyecto de ley, que sería refrendado luego por el Senado, que suavizaría las estrictas limitaciones que impuso el presidente George W. Bush en el 2004 a los viajes para visitar a familiares en Cuba.
El levantamiento de las restricciones es bien visto por las agencias autorizadas a organizar viajes a Cuba, pero sobre todo por los expatriados que sufrían por no poder tener contacto con sus familiares.
"Esto no es un asunto económico", dijo la propietaria de Arenas Blancas Asela Prado. "Es para ayudar a la gente".
El proyecto que da forma definitiva al presupuesto nacional deja en suspenso las restricciones de Bush. El presidente Barack Obama se ha comprometido a firmar esa legislación, que permitiría a los cubanos viajar a la isla una vez al año para visitar parientes y permanecer allí el tiempo que quieran, gastando un máximo de 170 dólares diarios.
En la actualidad, los cubanos pueden viajar una vez cada tres años, por un máximo de 14 días, y gastar no más de 50 dólares diarios.
"Con esas limitaciones, uno se siente un prisionero", dijo Prado.
La legislación también ampliará la definición de familiar, incluyendo a primos directos y tíos, además de padres, hermanos y abuelos.
Muchos cubanos de Miami ven con buenos ojos la eliminación de las restricciones a los viajes, aunque algunos insisten en que no irán a la isla mientras siga habiendo un gobierno comunista.
Frente al restaurante Versailles de la Pequeña Habana, Pedro López, de 55 años, sueña con volver a la isla que dejó hace 30 años.
Lo llaman "los olores, las calles, las cosas de mi infancia, los amigos", expresó, añorando su juventud. Indicó, no obstante, que por ahora no piensa viajar, pero que le parece bien que otros puedan hacerlo.
Hay quienes opinan que Obama y el Congreso deben ir más lejos todavía. Tessie Aral, propietaria de la agencia de viajes ABC Charters de Miami, dijo que la legislación está redactada de forma tal que, si bien los cubanos que viajen no se expondrán a sanciones, las agencias que organicen sus viajes podrían tener problemas.
"Esto no es lo que prometió el presidente Obma", sostuvo Aral. "Si lo único que hacen es mirar para otro lado, yo no puedo arriesgarme a vender un pasaje sabiendo que violo las leyes".
Numerosos cubanos que se fueron tras la revolución castrista hicieron sus vidas en Miami, donde hay barrios enteros en los que se habla casi exclusivamente español, con sitios de reunión como el Versailles, donde pueden disfrutar del café y los pasteles de su patria. Los cubanos mantienen un fuerte lazo con la isla, pero su contacto con familiares y amigos se ha visto complicado por las restricciones a los viajes.
Lourdes Orjales trabaja para la agencia Damuji Services, cuyo nombre alude a un río que pasa cerca de su ciudad natal, Cienfuegos, de la que se fue hace 41 años. Le gustaría visitar más a menudo a su hermano y sus sobrinos. Los cubanos sufren mucho con las separaciones, expresó, señalando una silla de su pequeña oficina, en la que abundan los afiches enmarcados de Cuba.
"En esa silla lloró un señor que no podía viajar para ver a su madre, que se estaba muriendo de cáncer", relató. "No todo el mundo podrá viajar todos los años. Pero si alguien tiene una emergencia, debe poder hacerlo".
La redactora de AP Jennifer Kay colaboró con este despacho.
Terra/AP

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