Por M. H. Lagarde
Como era de esperarse, el presidente Donald Trump se declaró vencedor de las elecciones de 2020 aunque todavía faltan millones de votos por contar en varios estados.
El presidente hizo el controvertido anuncio desde la Casa Blanca pasadas las 2:20 a.m donde nuevamente volvió a acusar a los demócratas de cometer fraude electoral.
“Estábamos listos para una gran celebración y de repente se detuvieron“, dijo Trump, quien estuvo acompañado del vicepresidente Mike Pence y miembros de su familia.
Trump aseguró que millones de sus seguidores fueron privados de sus derechos por el hecho de que autoridades electorales siguen contando votos en estados como Arizona, Michigan, Pennsylvania y Wisconsin.
“Ganamos en estados que no esperábamos. Ganamos en Florida, en donde ganamos por mucho, ganamos Ohio y Texas”, dijo Trump.
Para sorpresa de muchos Trump se declaró también ganador en Michigan y Pennsylvania, estados en donde falta millones de boletas electorales por contar debido a que allí el voto por correo se cuenta al cierre de las elecciones.
“Y es claro que ganamos en Georgia”, dijo Trump con respecto a un estado en donde mantiene una ventaja pequeña con 91% del escrutinio. “No nos pueden alcanzar” y cerró su discurso denunciando un “fraude al pueblo estadounidense”.
“En lo que a mí concierne, ya ganamos”, dijo Trump antes de retirarse sin tener en cuenta que Biden lidera el conteo de votos del Colegio Electoral con 225 votos frente a 213 de Trump y que muchos expertos, por las peculiaridades de estas elecciones, aseguran que los resultados podrían darse a conocer a más tardar el viernes.
La sucia jugarreta del actual presidente no podía ser más obvia si se tiene en cuenta que él mismo desde hace semanas convirtió la denuncia de fraude en un tema esencial de su campaña y en reiteradas ocasiones afirmó que si perdía no iba a entregar la presidencia. Como bien dijo en su victorioso discurso: "Nos estábamos preparando para ganar", o sea, para usurpar los resultados de la votación.
La última afirmación sobre el tema la hizo ayer cuando dijo que los estadounidenses tenían el derecho de saber los resultados la misma noche de los comicios y que "Ganar es fácil, perder nunca es fácil, no lo es para mí".
Por otro lado para qué el presidente invitó a una recepción a centenares de amigos a una Casa Blanca rodeada de vallas infranqueables. ¿Para celebrar su derrota e impedir que sus seguidores se abalanzaran sobre la casa presidencial para felicitarlo? No hace falta ser un experto en política para darse cuenta de la patraña que tramaba.
Como era de esperarse, con este fraude cometido por él, una vez más, el magnate se burla del pueblo estadounidense y pisotea la imagen de la muy cacareada democracia que ese país pretende imponer como ejemplo para el mundo.
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